Elecciones en la RFEC

En el restaurante Colonial Norte de Madrid, no dando precisamente ejemplo de la austeridad que posteriormente se predicaba como uno de sus principios y objetivos —después continuarán extrañándose de que los cazadores hagan referencia a las comidas y prebendas de algunos cargos—, se presentó la candidatura de Vicente Seguí a la presidencia de la Real Federación Española de Caza.


Presentada como una candidatura necesaria para la salvación de la RFEC y con la lógica carga demagógica en algunas de sus expresiones para resaltar este aspecto —algo sin sentido, ya que por otra parte la convocatoria era para los medios de comunicación y, para estos, contenidos de este tipo sobran—, Vicente Seguí contó con el respaldo de los presidentes de once de las diecisiete federaciones autonómicas, lo que supone, al parecer, un respaldo del 85% de los cazadores federados. Candidatura que establece quince medidas como principios y objetivos, cuyos contenidos son los que cualquier cazador coherente plantearía, divaga sin centrarse y presenta muchas lagunas a la hora de profundizar en aspectos concretos, presentando un preocupante e incomprensible desconocimiento para quienes han pertenecido a esta entidad estos años sobre la situación administrativa real que en la actualidad tiene la federación y que, por tanto, genera dudas sobre cómo se podrá actuar, en caso de lograrse la presidencia, dependiendo de lo que esta candidatura se pueda encontrar. Aunque resaltando, en cualquier caso, un proyecto amparado siempre en la participación de todos, la transparencia en la forma de actuar —tanto en la gestión como a la hora de plantear aspectos como el de las mismas elecciones—, un liderazgo compartido y una austeridad que deberán demostrar. Aunque a la hora de hablar de demostraciones, deberán demostrar otras muchas cosas si quieren recuperar la credibilidad y el apoyo de los federados, además del resto del sector. Y ante esta dudosa, frágil y no del todo esperanzadora candidatura, ¿qué otras posibilidades, qué otras alternativas tienen los cazadores? NINGUNA, absolutamente nada, ya que la segunda candidatura supone un insulto, una falta al respeto y una tomadura de pelo al colectivo, que solo puede tener explicación en determinados intereses escondidos, amparados tras la propuesta como candidato de un joven, Ángel López Maraver, que carece de la experiencia, la formación, los conocimientos y en general la capacidad para desempeñar un cargo para el que no está ni mucho menos preparado, al no haber tenido otra responsabilidad en el sector que llevar, con laboriosidad pero dudosa eficacia, el gabinete de prensa de la RFEC en los últimos años. Un despropósito que nadie entiende en el mundo cinegético y que con el escaso apoyo de apenas un 15% de los federados, si las matemáticas no fallan, pretende acceder al cargo con las mismas artimañas que se utilizaron en las elecciones del año 2012, con quienes egoístamente tanto daño han causado y están causando a la caza, preocupándose a la hora de la verdad poco por ella y por los cazadores. Una vergüenza. Pero han pasado ya más de cuatro años de aquello. Y desde entonces la comunicación ha cambiado, las redes sociales, Internet, los mismos cazadores —y no solo los medios— se han modernizado y la fiscalización de los pasos que da cada persona es ahora mayor. Mucho mayor. No debe ser la función de un medio recomendar a todos aquellos que en unos días tendrán la responsabilidad de marcar con sus votos el futuro de la RFEC, personas con nombres y apellidos por todos conocidos, cómo deben actuar. Pero sí es obligación de los medios, de los cazadores federados y de todos en general, tener presente y recordar que, como pasa en la política y en cada una de las facetas de la vida, ahora ya es más fácil y se ha convertido en práctica habitual exigir responsabilidades. Responsabilidades que los asambleístas de la RFEC tienen recogidas en sus estatutos y que permiten a cualquier federado poder exigirles sobre los actos, resoluciones o acuerdos adoptados en asamblea, ojo, a cualquiera de ellos, uno por uno y de forma independiente, con sus nombres y apellidos. Es momento ahora de que cada uno de los asambleístas, no solo los candidatos a presidentes, los presidentes autonómicos, o los miembros de cada federación, sino todos, tomen conciencia de la importancia y responsabilidad que han de asumir el próximo día 11, teniendo en cuenta que de su forma de actuar dependerá en gran parte el futuro de la caza en los próximos cuatro años, estando muchos miles de cazadores pendientes para, en caso necesario, tener que exigir responsabilidades por una mala gestión que pueda perjudicar a todos, como ha ocurrido en los últimos años. Ha llegado el momento de que los que tomen decisiones asuman que van a tener que responsabilizarse de ellas ante cualquier cazador molesto y contrariado, de manera que el corporativismo que tanto daño está haciendo, ese cáncer para la caza y los cazadores, se termine.
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