Gwendolyn Wunneburger no podía imaginarse que, a estas alturas de su vida —tiene 77 años—, mataría un caimán de más edad que ella. El pasado miércoles 12 de septiembre, la cazadora mató un macho de caimán de 340 kilos, casi 4 metros y una edad estimada de 80 años. Lo curioso es que, además, sólo dos horas antes había abatido otro macho de tres metros y 300 kilos.
Gwendolyn Wunneburger, con los dos caimanes abatidos el pasado miércoles.
Los reptiles fueron cazados en el pantano de Paradise Ranch, en Austin (Texas), donde dos caimanes de más de cuatro metros han sido capturados por los vecinos de la zona
Jhon Figer, uno de los acompañantes de la experimentada cazadora, tuvo que ayudarla a acercar a los dos caimanes hasta la orilla dado su gran tamaño. Más tarde las piezas fueron transportadas en un camión hasta una empresa de taxidermia que prepararán a los animales para su exposición.
Los reptiles fueron cazados en el pantano de Paradise Ranch, en Austin (Texas), donde dos caimanes de más de cuatro metros han sido capturados por los vecinos de la zona. Eso sí, lo que nunca había ocurrido es que en el mismo día, en un periodo tan corto de tiempo y a una distancia tan reducida —apenas 50 metros separaban a los dos reptiles— se hayan atrapado dos de ese tamaño.
Wunneburger se plantea ir de nuevo a África a cazar leones y a Canadá a tratar de conseguir un lobo negro y un lince canadiense para su amplia colección.
