Un cazador salva la vida a dos pollos de perdiz con barro adherido en las patas
Cádiz

Un cazador salva la vida a dos pollos de perdiz con barro adherido en las patas

Al visitar un coto esta mañana en la provincia de Cádiz, se percata que a dos de los perdigones de un bando les ocurre algo extraño. Te mostramos lo que les pasaba a los polluelos.


Las lluvias caídas en Cádiz han reblandecido la tierra. En los últimos días, en algunos puntos de la provincia han caído más de 40 litros por metro cuadrado. Esto, que se convierte en una bendición para los agricultores y para la fauna, cuanta con un inconveniente en el que pocas veces reparamos: el barro se pega a las patas de las aves e impide a las más pequeñas y jóvenes desplazarse con normalidad.

Este cazador, sabedor de los terribles efectos de la lluvia en los pollos de perdiz con escasos días de vida, recorre a diario los acotados en los que caza habitualmente para socorrer a las nidadas si es necesario.

 

La lluvia acaba con gran parte de los pollos de perdiz roja 

Las precipitaciones que esperan los agricultores como agua de mayo resultan perjudiciales para los perdigones. Una gran parte de los pollos perecen de frío al mojarse su plumaje, además de volverse aún más vulnerables para los depredadores. Uno de nuestros colaboradores habituales, esta misma mañana de jueves, ha observado cómo una perdiz se comportaba de una manera atípica al desplazarse entre las viñas. Iba acompañada de varios perdigones, pero dos de ellos no podían avanzar con normalidad. Se movían dando saltos. De ahí el extraño comportamiento de la hembra. Estaba esperando a los dos pollos.

 

El cazador acude en auxilio de los polluelos de perdiz 

Al percatarse de lo sucedido, el cazador detiene su vehículo y se dirige andando hacia el lugar en el que se encuentran los perdigones. Cuando llega hasta el sitio en el que están los pollos, los atrapa sin dificultad alguna, ya que no pueden escapar al tener barro adherido en las patas.

Los libra de él y libera a los perdigones para que vuelvan junto a su madre. Les acaba de salvar la vida, porque si una persona ha sido capaz de cogerlos sin esfuerzo, los depredadores lo habrían tenido aún más fácil, exponiéndose no solo ellos, sino también su madre y el resto de la nidada.

 


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