.22-250 Remington
Un preciso y afilado ‘bisturí’

.22-250 Remington

Durante décadas fue ignorado por todas las firmas comerciales hasta que Remington lo rescató del olvido en 1965 y se convirtió en el cartucho calibre .22 de fuego central de alta potencia más apreciado para cazar predadores a grandes distancias.


El primer cartucho completo, esto es, provisto de vaina, pólvora, pistón y bala, fue el .22 Short (.22 Corto) de percusión anular. Lo comercializó en 1857 Smith & Wesson en EE.UU para el revólver S&W No. 1, al añadirle la carga de pólvora a la cartuchería francesa Flobert, que era (es, porque aún se fabrica, al igual que el .22 Short) un cartucho incompleto porque carecía de pólvora: disparaba un proyectil de 6 mm a baja velocidad impulsado por la detonación del fulminante.

Aunque se han desarrollado muchos más cartuchos .22 de fuego central en EE.UU. que en Europa, en el Viejo Continente también se han diseñado excelentes ejemplares. En la foto se aprecian un .22-250 Rem “rodeado” por cuatro cartuchos 5,6x35 R Vierling por la izquierda y de un 5,6x50 R Mag y un 5,6x52 R por la derecha.

El .22 Short tuvo tanto éxito que se tomó como base para crear todos los demás cartuchos .22 de percusión anular que se desarrollado y, más tarde, su calibre se utilizó para diseñar numerosos cartuchos de percusión central en todo el mundo, aunque Estados Unidos ha sido el país en el que, con diferencia, se han creado más modelos. Muchos más que en toda Europa, porque en nuestro continente la caza menor y la de predadores con armas rayadas de pequeño calibre nunca ha sido tan popular como en EE.UU, lo que no significa que en Europa no se hayan creado también cartuchos calibre .22 de percusión anular y, sobre todo, central. Se han desarrollado también un buen número de modelos que por el pequeño tamaño de los cartuchos se han utilizado incluso para fabricar un arma única centroeuropea: el vierling de cuatro cañones basculantes, además de todo tipo de rifles.

El .22-250 se creó modificando la vaina del .250 Savage para que aceptara proyectiles del .22. De izquierda a derecha, .250 Savage comparado con tres .22-250 Remington.

Un wildcat rescatado del olvido  

Además del mayor interés por la caza menor y de predadores, otra razón de peso por la que en EE.UU el calibre .22 y en general cualquier otro, se ha desarrollado tanto es por su legislación, pues ha permitido a personas y empresas crear con libertad las municiones experimentales (y las armas que los disparan) que han querido sin más límites que los económicos.

Remington ha diseñado o comercializado en el siglo XX inmejorables cartuchos calibre .22 de fuego central. De izquierda a derecha .22-250 Rem; .222 Rem; .222 Rem Magnum y .223 Rem.

Efectivamente, en Estados Unidos existe una gran afición (tradición) a modificar el calibre, el diseño de la vaina, etc., de los cartuchos comerciales para hacerlos más precisos, potentes o conseguir que el cartucho resultante se adapte mejor que los existentes a una determinada modalidad de caza o de tiro, lo que en Europa no es nada fácil (e imposible en España).

Pues bien, todos los cartuchos no comerciales así obtenidos reciben el nombre de “wildcat”. La mayoría no tienen éxito, pero algunos terminan adoptándolos los fabricantes de cartuchería y muy pocos se hacen famosos, que es el caso del protagonista de estas notas.

En efecto, el .22-250 Remington fue originalmente un “wildcat” porque se creó utilizando la vaina del .250 Savage, un cartucho diseñado en 1915 por Charles Newton que también se conoce con el nombre de 250-3000 Savage porque

podía disparar un proyectil de 87 grains (5,64 gr) a la “asombrosa” velocidad para la época de 3.000 pies/s (914 m/s).

Pues bien, modificando su vaina para que aceptara proyectiles del calibre .22, Grosvenor Wotkyns, J.E. Hebby y J.E Smith crearon en 1937 el .22-250 Varminter, que años después comercializará Remington con el nombre de .22-250 Remington.

Como curiosidad, comentar que los creadores del .22-250 Varminter eran ingenieros balísticos expertos en cartuchería calibre .22 que asesoraban a Winchester, pero Winchester en vez de adoptar el .22-250 comercializó el .220 Swift, desarrollado en la misma época por Wotkyns, que, aunque tuvo cierta popularidad, no pudo competir con el .22-250.

El .22-250 Rem está considerado como el mejor cartucho de su categoría para cazar predadores a larga distancia. En la foto aparecen dos .22-250 Remington con proyectil Accutip-V y Power-Lockt comparados con un cartucho .225 Winchester y un obsoleto .224 Weatherby Magnum.

.22-250 Remignton

Y es que Remington ha sabido posicionarse muy bien en el mercado con el calibre .22 de fuego central, con el que ha conseguido en el siglo XX importantes éxitos en el campo deportivo y en el militar pues, si exceptuamos el .222 Remington Magnum (que se originó como cartuchería experimental militar que no tuvo éxito y tampoco lo tuvo cuando lo comercializó como cartucho deportivo en 1958), en el siglo XX ha sido la empresa que más y mejores municiones ha creado de este calibre.

En 1950 desarrolló el .222 Remigton para el que se han fabricado cartuchería y rifles de todas las marcas porque además de muy preciso es rápido: sus proyectiles de 50 y 55 grains desarrollan 3.140 y 3. 020 pies/s (957 y 920 m/s)

En 1957 lanzó el .223 Remington muy apreciado en versión deportiva y muchísimo más como cartucho militar, pues fue adoptado por los ejércitos de la OTAN. Es más potente que el .222 Remington y se carga con más pesos de bala (entre 40 y 69 grains) pero para poder comparar proporcionamos la velocidad de la bala de 55 grains, que es 988 m/s.

Y en 1965, como ya se ha apuntado, rescata del olvido al .22-250 Varminter y lo comercializa con el nombre de .22-250 Remington, seguramente como respuesta a Winchester, pues su eterno rival comercializó un año antes el .225 Winchester que dispara balas de 55 grains a 3.570 pies/s (1.088 m/s), pero no es tan preciso ni tan rápido y, curiosamente, utiliza una vaina con reborde menos apropiada para utilizar en rifles de cerrojo que la de ranura, por lo que no ha podido competir con el .22-250 Remington ni en EE.UU ni mucho menos en Europa.

Curiosamente, las personas que desarrollaron el cartucho original “wildcat” .22-250 Varminter fueron asesores de Winchester, por lo que esta empresa perdió la oportunidad de ser la primera en comercializarlo y tuvo que hacerlo después, al igual que el resto de los fabricantes norteamericanos.

Efectivamente, con el mismo peso de bala de 55 grains, el .22-250 Remington desarrolla 3.680 pies (1.122 m/s); con este proyectil y con cualquier otro es capaz de agrupar en superficies Sub-MOA y su vaina con ranura de extracción permite que lo utilicen con más facilidad los rifles de cerrojo.

Como consecuencia, terminó imponiéndose no solo sobre el .225 Wincheser, sino sobre el .220 Swift y demás cartuchos potenes de alta velocidad de su calibre, caso del .224 Weatherby Magnum, por ejemplo. Y no tardaron en adoptarlo adoptaron todos los fabricantes de rifles y de municiones norteamericanos, así como las empresas más importantes de Europa, entre las que destacan Norma, Sellier & Bellot y Sako porque lo fabrican con varios pesos y tipos de bala.

La palabra Varmint o la letra V junto al nombre de un proyectil, significa que los cartuchos montan proyectiles aerodinámicos muy expansivos diseñados para cazar predadores a grandes distancias.

Utilidad en caza

El .22-250 se diseñó y sigue siendo un cartucho “alimañero”, palabra por cierto poco utilizada actualmente porque hoy día, para referirse a estas especies, se prefiere utilizar el término predadores, lo que no entiendo muy bien porque alimaña, según la RAE, es el “animal que ataca o hace daño a la caza menor o al ganado” y justo para matar estos animales se inventó el .22-250.

Originalmente se cargó con balas de 50 y 55 grains, si bien actualmente se ofrece con proyectiles de menor peso para potenciar el efecto devastador en los predadores y también de mayor peso para que el cartucho sea más efectivo cuando se usa en especies de caza mayor. Así, por ejemplo, Hornady lo ofrece con bala NTX de 35 gr y Winchester con Power Point de 64 gr.

Ahora bien, el 22-250 es tan potente

que con los proyectiles más pesados de 50 grains se puede utilizar para cazar los animales más pequeños de caza mayor, como el corzo que es la especie para la que más se utiliza en nuestro país.

Como norma general, se deben usar balas que pesen más de 50 grains y, dentro de las de este peso, elegir las menos aerodinámicas para cazar a distancias cortas o medias.

Ejemplos de cargas más ligeras y pesadas que las originales. La Hornady NTX de 35 grains dispara una bala muy expansiva a una velocidad inicial altísima (1.356 m/s), por lo que solo debe utilizarse en predadores. Y la Winchester está diseñada para caza mayor más grande que un corzo, como se indica en su caja.

Las más aerodinámicas y expansivas, pero siempre más pesadas de 50 grains, son adecuadas para cazar a grandes distancias, lo que se indica normalmente, en las cajas de munición norteamericanas (y en algunas europeas) con la palabra varmint o bien con la letra “V” junto al nombre del proyectil.

A corta distancia, sin embargo, la munición varmint hay que utilizarla con precaución en un corzo porque puede crear heridas superficiales.

También hay empresas europeas que cargan el calibre con distintos pesos de balas, pero no añaden la letra V ni aparece la palabra Varmint impresa en las cajas. En estos casos, por precaución también, los proyectiles que se deben usar son los de peso igual o superior a 55 grains si los encontramos de mayor peso y teniendo en cuenta que las balas más pesadas de 55 grains no están diseñadas para alimañas, sino para caza mayor, por lo que es posible que si se utilizan a grandes distancias no expandan bien en un animal tan pequeño como el corzo.

Por último, comentar que el .22-250 se carga también con balas de entrenamiento y de tiro que, lógicamente, no se deben utilizar en caza porque no pueden matar un corzo limpiamente salvo que impacten en un órgano vital, que es lo mismo que decir por casualidad.

En general se deben utilizar balas que pesen más de 50 grains y las menos aerodinámicas, como las que aparecen en la foto, para cazar a distancias cortas o medias.

Y apuntar que, según los norteamericanos, el .22-250 Remington se puede utilizar para cazar predadores de cualquier tamaño “a un cuarto de milla”, que son aproximadamente unos 400 metros (entiendo que se refieren a disparos directos con las balas más aerodinámicas), por lo que pienso que esta distancia se puede tomar como alcance máximo del calibre para abatir predadores.

Sin embargo, yo no lo usaría a más de 300 m para cazar corzos, al menos sin estudiar detenidamente la tabla balística del cartucho que pretenda utilizar, porque algunos tipos de balas alcanzan los 200 metros con una energía remanente muy escasa (unos 724 julios).

 

Texto y fotos: Juan Francisco París

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