Totovía
Las aves de España

Totovía


El aflautado canto de la Totovía no es tan arrebatado como el de la Alondra Común, pero tiene en dulzura lo que le falta en brío. Su vuelo de canto es tan espectacular como el de la otra alaúdida. Comienza a cantar a poca altura, repitiendo unas seis veces al principio una o dos notas; luego hace una pausa, como si cogiese fuerzas para una serie de fluidas frases. Mientras canta, a veces sube en espiral, a bastante altura sobre su territorio, descendiendo luego en círculos hasta encontrarse a unos 30 metros del suelo y se lanza a tierra. Las Totovías crían en casi todo tipo de terreno herbáceo con algunos matorrales y salpicado de árboles, pero prefieren linderos de bosques, brezales, terrenos arenosos con monte bajo, etc. En invierno pueden reunirse en bandos que se alimentan en los campos. En general frecuenta terrenos más boscosos que la mayoría de las otras alondras españolas. La Totovía es un ave principalmente sedentaria en España, pero hay movimiento de migrantes que en parte permanecen aquí para invernar.

Familia:Aláudidas
Nombre cientifico:Lullula arborea
Orden:Passeriformes
Caza:Especie Protegida
Longitud:15
Habitat:Matorrales y campos baldíos
Identificación:Plumaje pardo listado, con listas oculares blancas que se unen en la nuca; pequeña marca blanca y negra en el vértice flexor del ala, se distingue de la Alondra Común por su menor tamaño, cola muy corta sin bordes blancos, cresta más pequeña y canto diferente; sexos iguales.
Nidificación:Ambos sexos construyen nido de hierbas y musgo, en una depresión del suelo; pone, de marzo a julio, normalmente 3 ó 4 huevos gris pálido con fino moteado pardo rojizo u oliváceo; incubación. Sólo por la hembra, de 13 a 15 días; los pollos, alimentados por los padres, dejan el nido después de 11 ó 12 días y vuelan algunos días más tarde; normalmente dos crías, algunas veces tres.
Alimentación:Insectos; algunas arañas; semillas en otoño.

No puede haber confusión al identificar la Totovía Lullula arborea, pues, además de su canto, el plumaje posee rasgos típicos no difíciles de ver. Las partes superiores tienen color pardo y están densamente rayadas de negro o marrón oscuro, contrastando bien con el blanco amarillento de las inferiores, excepto en el pecho donde se destacan claramente rayas estrechas negras o pardo negruzcas. Desde la base del pico nace una estrecha banda blanco amarillenta, que por encima de los ojos llega hasta la nuca donde se une, formando una especie de collar que a menudo no es visible por quedar oculto por las plumas del píleo que, alargadas, forman una prominente cresta que este pájaro eleva con frecuencia. Esta banda clara de la base de la nuca es más visible en las hembras cuya cresta es más corta y al tenerla recogida no ocultan totalmente aquélla. La cola es muy corta, de color negruzco, excepto las puntas de las cuatro rectrices exteriores que son blancas. El borde de la más externa y una porción interior son pardo blancuzco y se ven bien al desplegar ligeramente la cola la Totovía o en vuelo. Sin embargo, es tan corta la longitud de las rectrices que a menudo casi son ocultadas por las plumas supracobertoras. Las patas y los pies son de color carne y el pico pardo o hueso parduzco. La uña del dedo posterior es muy larga, pero este rasgo es difícil de ver a no ser con el pájaro en la mano. Un rasgo inconfundible a la hora de identificar a la Totovía, lo constituye el matiz muy claro casi blanco del vértice flexor de las alas que destaca bien junto al tono oscuro general del dorso. Las jóvenes poseen un colorido notable en sus partes superiores con las plumas negras en el centro, bordes beige y puntas blancas; también a esta edad el parche blanquecino en los lados del cuello es un rasgo destacado.

La Totovía es pájaro de campo abierto con árboles esparcidos aquí y allí, buscando también la presencia de zonas de matorral y no rehuyendo linderos y claros de bosques, bien sea de pinares o de otros formados por especies caducifolias. Siente atracción por laderas de colinas con buena cobertura vegetal, alternando con claros de pastizal y no es tan adicta como la Alondra a zonas áridas, faltando desde luego, en las desérticas. Cualquier nivel es bueno para este pájaro que vive en parejas dispersas por la campiña. Se ve por encima de los 1.500 metros, pero más a menudo desde el nivel del mar hasta los 800-1.000 metros. Busca suelos secos y ligeros, arenosos sobre todo y parece que es escasa en lugares de piedra caliza. Que también se reproduce en zonas húmedas no puede discutírsele a Walpole-Bond, quien asegura que puede anidar en marismas y campos encharcados. Pero, eso sí, buscando en ellos los puntos más secos. Sin embargo, el mismo ornitólogo inglés con su gran experiencia, admite que la Totovía es pájaro de lugares secos, pero no áridos ni desérticos. Zonas de colinas y campos extensos con ondulaciones del terreno pueden concentrar un buen número de parejas.

Durante todos los meses del año se puede escuchar el canto de la Totovía. Pero hay que señalar que la mayor fuerza de voz la posee entre febrero y julio. Intermitentemente se oye en enero y muy poco en agosto. De forma esporádica durante noviembre y diciembre y no es precisamente un canto, sino notas imperfectas y partes de él que, sin embargo, sirven bien para identificarla. Normalmente canta de día y al anochecer. Con luna llena también en plena noche y en la oscuridad total sólo ocasionalmente. Días nublados no son obstáculo para que nos deleite con su agradable voz. No como la Alondra que en esos mismos días permanece muda y oculta en el suelo durante horas. La emisión del canto resulta espectacular. El pájaro se eleva en espirales amplias, volando a intervalos en círculos hasta llegar a considerable altura donde ya no se la distingue y apenas se la oye. El descenso es al principio lento, cantando sin parar hasta que a 50 metros del suelo calla y plegando las alas se lanza en una especie de picado hasta un arbusto, un poste o la rama de un árbol. Algunas veces se eleva verticalmente como la Alondra, pero realmente esta situación es ocasional y prefiere trazar en el aire amplios círculos, más anchos y cerrando un territorio mucho mayor que la Alondra. Sus vuelos son muy espectaculares y como el pájaro puede permanecer cantando sin apenas descanso durante una hora y a veces más, contemplar sus evoluciones y agradables silbidos es una verdadera atracción para el naturalista. Su canto carece de la variedad y vehemencia del de la Alondra, pero no es menos musical y agradable. Quizá sea más dulce y está formado por cortas frases que repite combinándolas y destacando mucho un agradable estribillo ¡¡Lü-lü-lü...!! Cada una de las frases dura 3-5 segundos, a veces hasta 8 y están separadas por silencios de 1-3 segundos. No tan sostenido como el de la Alondra, sin embargo, puede durar más tiempo, aunque a intervalos de 8-10 segundos se interrumpe. Además de cantar en vuelo también lo hace desde un posadero no muy alto, un arbusto, la rama de un árbol e incluso en el suelo. Pero en estos casos su voz no suena igual y en conjunto el canto es más pobre. Cuando la Totovía está alarmada, bien desde el suelo o en vuelo emite un silbante y dulce ¡¡tiluit!! Las hembras cerca del nido y llamando a los pollos dispersos por entre la vegetación suelen repetir un suave ¡¡uíuu!!

Durante la reproducción se alimenta fundamentalmente de gran cantidad de insectos. En el otoño e invierno las semillas de plantas silvestres forman la mayor parte de su dieta. Coleópteros, dípteros, ortópteros y sus larvas, son capturados en la Tierra entre la hierba y los arbustos. Las semillas registradas como más frecuentes entre su alimentación son Papaver, Panicum, Polygonum, Chenopodium, etc. (Jourdain). Los pollos son cebados con dípteros y orugas.

El celo comienza a manifestarse pronto y a menudo en días soleados de febrero las totovías, mientras comen en el suelo de un campo, luchan entre ellas. Al llamarnos la atención por estos inesperados escarceos seguidos de cortos vuelos, pronto se aprecian varias parejas que con la cola desplegada y el píleo erizado permanecen unas frente a otras. Si se pudieran contemplar a corta distancia pronto se escucharía la suave llamada de las hembras contestada por un burbujeo o canto incompleto que los machos emiten en estos instantes. Normalmente cada uno de los machos implicados se eleva repentinamente en el aire y comienza a cantar con fuerza. Muestras del celo e intentos de cortejo similares a los descritos pueden contemplarse ocasionalmente en el otoño.

A la hora de anidar, la Totovía procura hacerlo no lejos de vegetación y a menudo se descubren grupos de parejas a cierta distancia unas de otras, pero formando una colonia en la misma zona de 3-6 parejas. Algunas veces más, pero en conjunto están muy diseminadas estas pequeñas colonias y sólo localmente son numerosas. Ambos sexos construyen el nido aunque la hembra le dedica más atención y trabajo, recogiendo el material no lejos y a menudo al lado del mismo nido. Estas operaciones duran una semana y es frecuente que pase otra más antes de que se inicie la puesta de los huevos. Todos los nidos están en el suelo o muy cerca de él. Corrientemente en una depresión bastante honda al abrigo de una planta, mata de hierba o pequeño arbusto. El fondo del nido tiene musgo y hierbas secas y el forro interior es de hierba muy fina y crines que normalmente aporta la hembra, mientras el macho se ocupa más de la estructura exterior.

Las primeras totovías en criar pueden hacerlo en la semana inicial de marzo, pero más a menudo a partir de la mitad del mes y corrientemente no antes del 25 de marzo. Walpole Bond señala «fechas ideales» entre el 25 de marzo y el 7 de abril. Para él los huevos encontrados en los nidos construidos después del 18 de abril, pudieran corresponder a segundas puestas después de haber fallado la primera.

En Iberia son muy frecuentes puestas tempranas. La mayoría de ellas son de 3-4 huevos y algunas excepcionales de 5 y 6. También se señalan ocasionalmente de 2 huevos. Estos tienen color blanco sucio o rosado cubiertos de puntos y manchitas pardo rojizas, puntos olivaceos y marcas gris violáceos, muy a menudo agrupados en el extremo más ancho. Ocasionalmente pueden ser grises y no tener marcas. Jourdain para 100 huevos colectados en Gran Bretaña obtuvo un promedio de 21,6 x 16,34 mm. con un máximo de 23,5 x 16,4 mm..y un mínimo de 19,7 x 15,1 mm. Verheyen para 31 de Bélgica da una media de 20,7 x 15,6 mm. D'Almeida en 10 recogidos en el norte de Portugal obtiene un promedio de 18,4 x 14,2 mm. con extremos de 18,1 a 20,2 x 13,9 a 15 mm., medidas no obtenidas ni de lejos en el resto de Europa, lo que hace pensar en algún error en la identificación de las puestas recogidas en Portugal. Solamente la hembra incuba y lo hace por un período que normalmente oscila entre 12 y 13 días. Los nidos situados en campos próximos a conducciones eléctricas son fácilmente descubiertos ya que los machos de Totovía tienen la costumbre de posarse y cantar con insistencia sobre los hilos de aquéllas, precisamente en la vertical del nido o muy cerca de ella. Al acercarnos a los nidos, las hembras lo dejan rápidamente y corren por el suelo o entre la vegetación. Es un pájaro bastante manso que permite la aproximación del hombre a sorprendentemente cortas distancias, pero durante la cría es muy precavido. Si el observador se acerca al nido con precaución, puede incluso casi llegar a tocar a la hembra que incuba antes de que ésta emprenda la carrera. Si se asusta, levanta el vuelo, abre la cola y planea o revolotea a baja altura hasta 12-15 metros. No rara vez los pollos tardan mucho en nacer, hasta 15 días. También se citan algunos casos de 16 días (Jourdain). Al nacer, están cubiertos en la cabeza con un plumón denso y largo de color gris humo que en el resto es amarillento. Más escaso en la zona ventral. El interior de la boca es amarillo con un punto negro en el extremo de la lengua y dos más muy pequeños a los lados de la base de aquélla. Las comisuras son blanco-marfil.

Como sucede en todos los aláudidos, los pollos salen del nido muy pronto, entre 9 y 12 días, más corrientemente a los 11 días, después de ser alimentados intensamente por ambos adultos, pero no son capaces de volar hasta los 16 días. A menudo permanecen agazapados en una oquedad cerca del nido bien camuflados contra la tierra.

La Totovía realiza siempre dos puestas en cada temporada, pero tres también con relativa frecuencia y hay nidos con huevos en plena incubación en el mes de agosto. Cuando las totovías acuden al nido a cebar, no se posan directamente en él, sino que lo hacen a una distancia prudente, entre uno y dos metros, corriendo por el suelo después bien ocultas a las miradas. Si se sienten vigiladas corren en sentido contrario, tratando de despistar al intruso. Ceban con larvas e insectos que según van capturando colocan en un pequeño montón en el suelo. Cuando consideran que hay una cantidad suficiente para completar la picada, los recogen y vuelan hacia el nido.

En Europa está ampliamente distribuida. Vaurie (1959} admite dos subespecies para nuestro Continente. Lullula arborea arborea ocuparía las Islas Británicas, sur de Escandinavia, Rusia hasta los Urales, norte de Portugal y de España, Francia, norte de Italia, Hungría y norte de Grecia. Lullula arborea pallida, más clara en el plumaje general, más gris y más blanca debajo, viviría en el sur de España y Portugal, islas mediterráneas, sur de Italia, Grecia y los Balcanes y norte de Africa desde Marruecos a Túnez, llegando por el sudeste hasta el Asia soviética y Persia. Para Vaurie hay una variación clinal consistente en un decrecimiento o pérdida de pigmentación desde el Norte hacia el Sur y de Oeste a Este en Europa. Las poblaciones más oscuras y de coloración más rica con las partes inferiores muy amarillentas, son las de Escandinavia y las Islas Británicas. Las más pálidas, más blancuzcas debajo y más grises encima son las asiáticas. A menudo la separación entre las subespecies, por la presencia de totovías con plumaje intermedio, no es fácil ni clara.

En la Península Ibérica está muy dispersa y anida en grupos en pastos, campos de labor, terrenos con árboles separados y sobre todo en laderas de colinas con arbustos, matorrales, etc. La mayor concentración se encuentra en una extensa superficie que alcanza a las dos CastiIlas y León, Extremadura y Andalucía. Por el resto la densidad baja bastante y llega a ser escasa o rara en la zona Cantábrica y falta casi por completo en muchos lugares del Este y Sudeste. No anida en Baleares. En todo su amplio hábitat es sedentaria y en el invierno se ven en parejas o pequeños grupos por rastrojeras y campos. En ellos deben estar integradas las totovías que indudablemente llegan para invernar, como puede observarse en los extremos de los Pirineos en primavera y otoño. Las poblaciones del centro y norte de Europa son migradoras. Quizá algunas ibéricas realicen vuelos de corto radio y pudieran las que viven en Andalucía, atravesar el Estrecho de Gibraltar acompañadas de un pequeño contingente europeo. En el norte de Africa no ha habido ninguna recuperación de totovias anilladas en Europa, pero en la zona de Tánger se señalan estos pájaros en migración durante el mes de marzo. En Mallorca hay también una notoria migración. Las recuperaciones parecen indicar que muchas totovias escandinavas y bálticas alcanzan Iberia puesto que son numerosas las de aquella procedencia que se han capturado en el sudoeste francés cerca ya de la frontera española. Para Bernis (1971) España y Portugal deben ser una buena zona de invernada de las totovías europeas. De hecho sucede que con tiempos muy fríos en invierno, la llegada de estos pájaros se nota mucho en los campos navarros y vascongados. No tanto en los de la costa Cantábrica, pero no faltan allí.

Una Totovía anillada como pollo en Bélgica fue recuperada a los 20 días en Guipúzcoa (septiembre). Otra de Suiza, anillada allí al paso, estaba en Castellón a los 19 días (noviembre). Un claro invernante corresponde a la recuperación en febrero en Córdoba de una anillada como adulto en junio del año anterior.

En la actualidad parece estar en disminución en muchos países. En Gran Bretaña ha llegado a ser escasa y continúa disminuyendo (Snow). Ahora queda distribuida muy localmente en Gales y el Sur de Inglaterra, faltando como reproductor en Escocia e Irlanda. En conjunto las mayores poblaciones están en Europa centro-oriental, Países Bálticos y en Iberia. No es escasa en Francia y Alemania, aunque aquí se muestra como muy local.

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