De espera con el rifle adecuado

La falta de luz y la necesidad de permanecer cómodos y en completo silencio determinan las características que debe reunir todo el equipo que se utiliza en una espera, en particular, las del conjunto rifle-visor y la cartuchería que elijamos.


Tras el invierno comienza la época más agradable para disfrutar de las esperas, del aroma del campo y de los ruidos de la noche con una ropa más cómoda, aunque como la que se utiliza en invierno no tiene que hacer ruido. Vamos, ni la ropa, ni la silla ni ningún accesorio que usemos tiene que hacerlo porque en caso contrario nos va dar igual el arma o la munición que portemos, ya que lo más probable es que no nos entre ningún cochino y mucho menos grande.

Pero si logramos permanecer en silencio y tenemos la suerte de que nos entre uno, de las características que tenga el conjunto rifle–visor–cartucho que tengamos en las manos depende de que podamos apuntar con precisión y de que la bala lo deje en el sitio o no.

He escrito conjunto rifle-visor-cartucho porque al elegir estos tres elementos no debemos tener únicamente en cuenta sus características individuales, sino también las prestaciones que en conjunto nos van a proporcionar por las razones que se exponen a continuación.


Sauer S404 con tensor del mecanismo de disparo. El tensor lo utilizan cada vez más rifles porque es el sistema más seguro diseñado hasta la fecha. Es importante que el mando sea silencioso.

Rifles silenciosos y seguros

En una espera lo ideal sería utilizar un rifle que posea un seguro silencioso que sea realmente seguro y también mecanismos de carga que no hagan mucho ruido para que podamos cargarlo al llegar al puesto y mantenerlo asegurado hasta el momento de disparar.

Los seguros más seguros (valga la redundancia) que conozco y normalmente también los más silenciosos, son los que poseen tensores manuales del mecanismo de disparo porque impiden que el rifle se dispare, aunque se nos caiga de las manos o al apoyarlo o al ir a cogerlo, que de noche todo puede pasar. Incluso podemos dormirnos.

Y los menos seguros son los que inmovilizan el gatillo, pero mantienen armado el mecanismo de percusión. Este tipo de ¿seguros?, aunque no hagan ruido, no se deberían utilizar y menos en una espera porque el arma se puede disparar si se golpea.


También es fundamental utilizar un rifle cuyo cerrojo y cargador hagan el menor ruido posible.

Un disparo involuntario también se puede producir porque el gatillo esté muy sensible, sobre todo si hace frío, tenemos las manos entumecidas o disparamos con guantes. En una espera no se tira lejos, por lo que utilizar un gatillo regulado a menos de unos 800 gramos no es buena idea ni tampoco necesario.

«La culata es la que mata», se dice para poner de manifiesto la importancia que tiene la de las escopetas en el promedio de aciertos. Pero este dicho también es válido para la culata de los rifles en general y en particular para los que se utilizan con visor porque tiene que tener unas medidas y diseño tal que al apuntar la cara quede apoyada sobre la culata y el ojo alineado con la retícula y a la distancia de seguridad del ocular (que debe ser como mínimo de unos 90 mm o más) para que podamos ver nítido todo el campo circular de visión sin tener que mover la cara para conseguirlo, a lo que ayuda mucho que la culata del arma sea ajustable en altura y en longitud.


Los rifles con carrillera ajustable en altura o, mejor aún, con culatas regulables en altura y longitud, como la del Benelli Lupo que aparece en las fotos, son la mejor solución para conseguir que al encarar el ojo se sitúe a la distancia de seguridad perfectamente alineado con la retícula.

Pues bien, con la luz del día es fácil comprobar que el ojo está mal alineado con la retícula porque se ven zonas oscuras en el campo de visión, en vez de totalmente circular y nítido. Sin embargo, de noche, como bien dice el refrán «todos los gatos son pardos» y no es fácil darse cuenta de este detalle. Y, si no nos damos cuenta y disparamos puede que no ocurra nada, todo lo más que erremos el tiro, o bien que nuestro ojo esté situado demasiado cerca del ocular y éste nos golpee en el ojo.


Como la distancia de tiro es corta, no es necesario que el gatillo se ajuste con un peso inferior a 800 gramos.

En resumen, que sea silencioso, seguro, con un gatillo que no sea demasiado sensible y que tenga una culata ergonómica que nos permita tirar con precisión y seguridad, serían las características más importantes que debería tener el rifle que elijamos para hacer una espera, características que reúnen más modelos de rifles de cerrojo que de otros sistemas de repetición, por lo que es el tipo de arma más aconsejable, aunque se puede utilizar cualquier otro cuyos mecanismos no hagan ruido y nos permitan apuntar con la cara apoyada en la culata.


A corta distancia los mejores resultados se consiguen con cartuchos de expansión controlada, como los TipStrike que aparecen en las fotos.

La bala es la que mata

Como en una espera se dispara cerca, podría pensarse que un cartucho de calibre pequeño o relativamente poco potente sería más que suficiente. Pero no es así porque de noche no puedes normalmente hacer un tiro quirúrgico y te expones a dejar herido al jabalí, lo que no es, para nada, buena idea. Además, a corta distancia un proyectil pequeño puede fragmentarse y dejarlo herido por falta de penetración.

Para evitarlo es preferible utilizar cartuchos de como mínimo 7 mm de calibre que tengan una potencia similar a la de un .270 Winchester con bala semiblindada de 150 grains y como máximo la de un .300 Winchester Magnum porque no es necesario emplear municiones más potentes ni tampoco es aconsejable hacerlo porque su retroceso te puede jugar una muy mala pasada si, por cualquier causa, el visor te llega a golpear en la ceja.


Las balas de expansión controlada están diseñadas para que la expansión se detenga y la bala no pierda su capacidad de penetración, aunque impacten a corta distancia con mucha velocidad.

Con municiones como el .308 Win., .30-06, 8x57 JS, 7 mm Rem Mag o el citado .300 Win. Mag. o con cualquier otra que desarrolle una potencia similar a la de las citadas, se puede dejar en el sitio al jabalí más grande si le colocamos el tiro medianamente bien y utilizamos una bala que tenga un diseño adecuado, que es la clave para obtener buenos resultados con cualquier calibre, no solo en una espera sino en cualquier modalidad. De hecho, dentro de ciertos límites, la bala puede influir en los resultados más que el calibre porque durante el impacto tiene que deformarse y ceder la mayor energía posible, pero sin perder su capacidad de penetración.

Ahora bien, como los fabricantes de munición no saben a qué distancia vamos a disparar ni tampoco si vamos a cazar una especie pequeña o grande, normalmente no ofrecen sus cartuchos cargados con un solo tipo de proyectil, sino con balas de distintos pesos e incluso con distintos diseños interiores y exteriores para que, dependiendo de la distancia de tiro y del tamaño de la pieza, el cazador pueda elegir la bala que más energía ceda sin perder su capacidad de penetración.


Para controlar la expansión se utilizan varios métodos, como soldar la camisa al núcleo de plomo, utilizar dos núcleos o bien tabicarlo, entre otros. Las fotos corresponden a las Balas Nosler Accubond (soldada) y Partition (tabicada).

Por esta razón, para conseguir este efecto, básicamente se comercializan 3 tipos de balas de caza mayor con núcleo de plomo que no se deben confundir, lo que no es fácil porque exteriormente pueden ser muy parecidas, pero internamente posen diseños muy diferentes: por tanto, antes de utilizarlas, el cazador debe averiguar cual es su aplicación consultando la información que proporciona sobre la bala el fabricante de la munición.

1. Balas Semiblindadas. Son las más antiguas, en el sentido de clásicas. Su núcleo de plomo está totalmente rodeado por una envuelta metálica, salvo por la punta. Pueden utilizarse en todas las modalidades de caza españolas, esperas incluidas, pero siempre teniendo en cuenta que lo único que frena la deformación del proyectil es el peso de la bala y la resistencia que ofrece la camisa metálica. Ejemplo de balas semiblindadas clásicas son Geco Soft Point (Geco Teilmantel), Remington Core Lokt (ojo, no confundir con el Core Lokt Ultra), Winchester Power Point, Sako Game Head, etc.

2. De expansión controlada: Están diseñadas para que la expansión se detenga y la bala no pierda su capacidad de penetración, aunque impacte a corta distancia con mucha velocidad. Y para ello, los fabricantes utilizan varios métodos como, por ejemplo, soldar la camisa a la envuelta, utilizar dos núcleos de plomo, fijar la camisa al núcleo por medios mecánicos, etc. Ejemplos de balas de expansión controlada son la Geco Plus, RWS KS (mecánico), Norma TipStrike (mecánico) y BondStrike, Remington Core Lokt Ultra, Sako Hammerhead, Brenneke Tug, etc.

3. De rápida expansión. Es una variante de los de expansión controlada para conseguir el efecto contrario: es decir, que se produzca la expansión, incluso cuando la bala impacta a baja velocidad (a grandes distancias). Ejemplos: Geco Express, Sako Gamehead Pro y cartuchos cargados con balas Nosler Ballistic Tip y puntas Tip diseñadas para este fin. Digo para este fin porque hay balas de expansión controlada que también llevan inserciones de polímero similares, pero no de expansión rápida y por tanto se pueden usar. Es el caso, entre otras, de las balas Norma TipStrke y Bondstrike.


Cartuchos y proyectiles Norma TipStrike y BondStrike. Poseen puntas tipo tip, pero son balas de expansión controlada. TipStrike tiene la camisa unida al núcleo de forma mecánica y BondStrike es una bala soldada. Por su apariencia exterior no se puede saber si un proyectil es de expansión controlada o de rápida expansión.

Pues bien, como en una espera se dispara a corta distancia y por tanto la bala impacta en el jabalí con una velocidad muy alta, lo que hay que evitar es que el proyectil se fragmente y no penetre lo suficiente. Y este efecto se consigue utilizando los calibres medios recomendados con balas de expansión controlada, pues evitan precisamente que el proyectil se desorganice por exceso de velocidad.

Y también, por supuesto, se pueden usar balas semiblidadas siempre que sean de peso medio porque las más ligeras que montan estos cartuchos, sobre todo si utilizamos calibres rápidos (como el .270 Win. o cualquier calibre magnum) expanden demasiado al impactar cerca en un jabalí y si son más pesadas no se deforman lo suficiente.

Por ejemplo, balas semiblindadas de 150 grains en los calibres .270 (Win y WSM); proyectiles de 165-180 grains en el .30-06; 196 grains en 8x57 JS; de peso comprendido entre 150 y 175 (o sea más de 150 y menos de 175) en el 7mm. Remington magnum y de 180 grains en calibre .300 Win. Mag.


Parece munición semiblindada, pero no lo es: son cartuchos Sako cargados con proyectiles Hammerhead de expansión controlada: la camisa está soldada al núcleo de plomo. Son muy efectivos a corta distancia.

Solo en el caso de usar calibres estándar o magnum más grandes de 8 mm o más potentes (9,3x62; .338 Win. Mag; etc.) se deben utilizar los proyectiles semiblindados más ligeros que montan los cartuchos, porque son lo suficientemente grandes y pesados para que no se desorganicen en un animal de la talla de un jabalí español. Por la misma razón, con los calibres más grandes, ideados para abatir piezas más pesadas, se pueden emplear balas de expansión rápida, munición que, sin embargo, bajo ningún concepto se debe utilizar con los calibres medios recomendados, magnum o estándar muy rápidos, como el .270 Win, porque no penetrarán lo suficiente, sobre todo si el jabalí es grande, y puede que no se cobre.


Cartuchos del .30-06 y 8x57 JS cargados con balas semiblindadas de 180 y 196 grains, respectivamente. Si se elige con el peso de bala adecuado, la cartuchería clásica semiblindada cede mucha energía y proporciona buenos resultados en las esperas y en todas las modalidades.

Cabe añadir que los proyectiles de expansión controlada pueden estar cargados con balas de punta aguda o más o menos roma y su blindaje puede interrumpirse por la punta y verse el plomo. Pues bien, los de punta roma son tan efectivos o más que los primeros y no deben descartarse ni confundirse con los semiblindados.

E igual sucede con los semiblindados de punta roma: en una espera son tan efectivos más que los semiblindados que tiene punta aguda, siempre que tengan el peso correcto.

Por el contrario, los de rápida expansión, salvo contadas excepciones (Brenneke Tig) siempre montan balas muy aerodinámicas que normalmente terminan en puntas agudas tipo tip.


Un visor de calidad con “campana” de 50 ó 56 mm, un rifle ergonómico y silencioso y una bala de calibre medio que no se desorganice al impactar, determinan que los resultados sean o no satisfactorios.

Visores de alta calidad con retículas luminosas

Durante una espera que se resuelva sin o con luz artificial, los mejores resultados se obtienen con miras de gama media o mejor de alta gama que tengan objetivos de 50 o, mejor aún, de 56 mm. Las de gama alta valen una fortuna, pero son impermeables, resistentes, posen lentes exteriores que repelen la suciedad y el agua, baterías de larga duración, unidades de iluminación que se desconectan automáticamente si el rifle no está en posición de tiro y cuya intensidad se puede regular con precisión, amplios campos de visión en toda la gama de aumentos, distancias de seguridad al ojo de 90 o más mm y, lo más importante, sus lentes proporcionan la mayor transmisión de la luz. Son las miras con las que mejor se ve de noche a poco que haya algo de luz (sin luz no se ve con ningún visor convencional) porque sus lentes transmiten a nuestro ojo prácticamente la que hay en el ambiente, por lo que es probable que no necesitemos conectar el foco para poder apuntar. Y si no es así, y necesitamos luz artificial, también veremos más nítido y, además, estaremos utilizando un visor con una unidad de iluminación más precisa, que es más resistente a las condiciones climáticas y con mayores prestaciones.


Los mejores resultados se consiguen con retículas iluminadas del tipo A4 i, como la Zeiss 60 que aparece en la imagen.

Como se tira cerca, pero se ve poco, el visor debe poseer aumentos variables suficientes que nos permitan acercarnos al blanco, pero también un campo de visión aceptable, por lo que no es conveniente que su potencia mínima sea superior a 3x ni necesario que tengan más de 14-15x de potencia máxima. Las miras clásicas de alta calidad del tipo 2,5-10x50 y sobre todo la 3-12x56 son excelentes opciones y lo mismo se puede decir de las modernas con mayor relación de aumentos, como 1,8-14x50; 2-12x50: 2,5-15x56: 3-15x56, etc.


Retícula 4 mencionada en el texto. No es luminosa, pero si se utiliza montada en primer plano se ve muy bien de noche porque los brazos aumentan de tamaño.

El visor debe tener una retícula iluminada en segundo plano que permita apuntar con precisión como, por ejemplo, las del tipo 4A iluminada que a mi modo de ver son perfectas, aunque en una espera también proporcionan muy buen resultado las retículas 4 no iluminadas en primer plano. Se usan cada vez menos, pero si tenéis la oportunidad de probarlas no dejéis escapar la ocasión porque, como sus trazos aumentan de tamaño al incrementar los aumentos, de noche se ven muy bien cazando con la luz de la luna y tienen la ventaja de que nunca te quedas sin pila. Yo la uso en verano en un Zeiss Victory 2,5-10x50 y rara vez he tenido que encender el foco.

En caso de usar miras de menor precio, como mínimo, tendría que tener una retícula del iluminada que no cree destellos cuando se conecta de noche. Además, como la trasmisión de la luz no es comparable con las de alta gama, su objetivo conviene que sea de 56 mm porque si tiene 50 mm o no digamos menos diámetro, seguramente no nos quedará más remedio que usar foco porque no podremos apuntar sin la ayuda de luz artificial.

Comparte este artículo

Publicidad