Que se vayan al parque del Retiro a andar en bici

«Que se vayan al retiro a andar en bici…», dice un cazador.
«Que dejen de asesinar animales…» dice un ciclista.


Frases injustas como estas se pueden leer en las redes sociales emitidas por usuarios de espacios naturales «irritados» por la conducta de otros.

El enfrentamiento actual entre colectivos de usuarios del monte ha tomado esta semana especial relevancia, por el disparo accidental que ha recibido un ciclista por parte de un cazador de caza menor.

El aprovechamiento y uso de los espacios naturales está cada día más y mejor legislado para cumplir con las necesidades de la sociedad moderna. Estas necesidades que satisface el monte son productivas y recreativas, pero también en términos medioambientales se cumplen funciones ecológicas de conservación, de protección y de regulación de los ciclos naturales, por lo tanto, la gestión de los recursos naturales nos lleva a la necesidad de uso múltiple de los montes y a la gestión integral de los mismos.

La caza desde el punto de vista del aprovechamiento cinegético en sí, y desde el punto de vista de la seguridad ciudadana es una actividad que está minuciosamente legislada.

El uso de los espacios naturales para otras actividades deportivas está también legislado, pero en ocasiones estas normas desafortunadamente se incumplen sin la mayor consecuencia, siendo evidente que una práctica con armas de fuego puede resultar a priori más peligrosa que otras. Por esto no se puede en ningún caso «hacer la vista gorda» ante la seguridad civil.

El problema surge ante la masificación de una práctica o deporte al aire libre, caso en el que hay que tomar medidas de urgencia ya que se producen incompatibilidades entre usos y aprovechamientos. Se da lugar a fenómenos de perturbación del medio y la influencia que pueda tener sobre las especies silvestres por el deambular continuo de personas y el ruido ocasionado, también fenómenos de erosión por el pisoteo, en este caso mencionar la medida de conservación del Valle de Ordesa que se encuentra prácticamente asfaltado desde el acceso a las inmediaciones de las Gradas de Soaso, para evitar la degradación del suelo ocasionada por el senderismo de los visitantes.

También las ruedas de las mountain bike y por supuesto de motos enduro producen gran erosión en las sendas. Las bicicletas, parece que no erosionan, pero basta con revisar lo que generan en las bajadas con mucha pendiente y curvas con derrape para ver el arrastre de materiales, que no es poco como se puede comprobar en cualquier circuito de cross country aunque sea para una competición ocasional.

Es evidente la incompatibilidad de uso del monte simultanea para algunas actividades deportivas de ocio y para la caza que también es un deporte a la vez de un aprovechamiento forestal renovable. Pues el fracaso de la cacería está garantizado y cualquier persona que se encuentre en el área de caza se expone peligrosamente.

Cada usuario tiene derecho a disfrutar del monte, pero en el lugar y momento preciso que no afecte ni a los demás usuarios ni al medio. De ahí la necesidad de legislación dinámica que se adapte a las necesidades y tendencias sociales.

«Van por el monte pensándose que son los dueños…» Dicen unos de otros.

Para que no moleste la presencia de «los demás» en un entorno natural, necesitamos una legislación adecuada que proteja al otro como a uno mismo.

La imagen del cazador actual

Los diversos usos de aprovechamiento recreativo de la naturaleza hoy gozan de gran aceptación social: «están bien vistos» pese a que en ocasiones puedan llegar a ser prácticas no beneficiosas para el medio.

Por ejemplo, el senderismo parece inocuo y a veces no lo es a pesar de su siempre buena imagen, puede destrozar la flora del suelo y alterar la fauna.

Sin embargo, sobre el uso del monte como aprovechamiento cinegético ocurre lo contario pues goza de mala fama aun siendo beneficioso en términos ecológicos y económicos para el medio.

Los cazadores debemos cuidar continuamente nuestra imagen en el campo y fuera de él.

Respetamos y aceptamos con gusto la legislación que nos atañe, conservacionista y medioambiental, y precisamente por ello pedimos normas para todos los usuarios del monte.

 


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Un cazador observador

Reflexiones sobre la caza – Beneficio medioambiental que reporta. Su ejercicio, su cultura y su arte.

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