Corazón de león

Pocos cazadores, y no porque algunos no lo merezcan, gozan del privilegio de tener una calle con su nombre impreso en «letras de oro» en su localidad natal. Una placa de toledana cerámica perpetuará en el tiempo el nombre, y al hombre, de uno de esos personajes que, sin duda alguna, ennoblecen esta bendita afición. Y no precisamente por el número de perdices abatidas que, por cierto, han sido y son una cuantas.


Vacio
Comparte este artículo

Publicidad