Qué pena de calibre

Para mí es una gran pena que el calibre 16 se haya perdido sin remedio de recuperación. Un calibre que durante muchos años en tiempos pasados fue serreño por excelencia hasta más no poder.


Yo recuerdo que en mis tiempos de juventud raro era el serreño que no teníamos una escopeteja plana de este calibre en el cortijo. Y la teníamos por dos motivos diferentes, porque a la hora de comprarlas eran más baratas y porque para bajar unas perdicejas o apiolar unos conejos para echarlos después a la cazuela o sartén veíamos este calibre más que suficiente.

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