Moral, la nuestra

Si el principal argumento para abolir los toros en Cataluña ha sido la defensa de la moral, habría que empezar a plantearse muy seriamente qué hacer con la clase política.


Me pregunto dónde tienen la moral quienes viven del forofismo de una nación en la que se vota con una pinza en la nariz y en una venda en los ojos con tal de que ganen los nuestros. Así se le perdonan sus incumplimientos a una clase en la que cada día se practica más la incompetencia y se frecuenta más la chulería. Claro que los hay decentes, honrados, honestos y todo eso, faltaría más, pero tarde o temprano suelen sucumbir a la tentación del chófer, el coche de lujo y la Visa oro y terminan rodeándose de tal manera que nuncan encuentran a mano a nadie que les diga cuáles son sus defectos. Moral la nuestra, la de los ciudadanos de a pie, curritos la mayoría, que aguantamos carros y carretas y no estamos para tonterías como la de los toros, con la que está cayendo ahí fuera. Ándese ustedes preparados, amigos cazadores, que si ahora han sido los toros —ya sea como razón o como pretexto— nos alcanzará el día en el que se quiera abolir la canana, el morral, la escopeta y el perro por delante. Y dirán que será en defensa de la moral, antes de que sus secretarias les reserven mesa en el mejor restaurante de la ciudad para almorzar a la carta, que paga el contribuyente.
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