Los nuestros

En los últimos días estamos viendo cómo los agricultores y ganaderos están alzando la voz contra un sistema globalizado e injusto, no se hace más que ahondar en la idea de que el campo se muere.


A la despoblación de nuestros pueblos, a los constantes ataques al mundo rural (no solo a la caza), por parte de falsos ecologistas y profetas animalistas, hay que sumar el estrangulamiento de un mercado controlado por unos pocos, que está esclavizando a unos muchos que ya no pueden pagar los créditos de la maquinaria, que trabajan de sol a sol y que tienen que mandar a sus hijos a estudiar fuera de los hogares porque en los pueblos cada vez hay menos futuro.

No voy a pedir desde aquí ningún tipo de boicot a ningún gran distribuidor o cadena mayorista, pero lo que sí voy a pedir a los políticos y responsables ad hoc nombrados a dedo en la administración que empiecen a tomar medidas proteccionistas con el campo español, que empiecen a ver dónde está la raíz del problema y actúen, en vez de mandar a la Guardia Civil a denunciar tractores mientras ejercen el libre derecho de manifestación, porque independientemente de que deba o pueda existir libre mercado, tienen que proteger a nuestra gente y su medio de vida.

Es inaudito que un kilo de naranjas de Sudáfrica sea más barato que un kilo de naranjas de Valencia, al margen de la explicación de algún economista interesado y salvapatrias, ¡eso no se lo cree nadie! Solo puede ser más barato a costa de nuestros agricultores.

Los cazadores somos conscientes de que la agricultura va íntimamente ligada a nuestra actividad, de hecho es una actividad favorecedora del mantenimiento y expansión de nuestras especies cinegéticas, no hay que olvidar que muchos de esos agricultores y ganaderos son también guardas y cazadores, por lo tanto ¡SON LOS NUESTROS!

Desde aquí todo mi apoyo a la gente del campo, animo a todos los cazadores a que apoyemos en las manifestaciones y en las redes sociales a esta gente, que es nuestra gente, que lo único que pretenden es seguir viviendo de una manera digna, con el sudor de su frente.

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