Gestión y aguardos

Por fin parece que hay un movimiento/asociación que se preocupa por la reina de la caza menor: la perdiz roja. Esa reina que tanto nos ha quitado el sueño a jóvenes y no tan jóvenes con sus lances y pericias. Su gestión, al menos la única que unos cuantos


Pero, como siempre, la gestión no se puede llevar a cabo sin los permisos pertinentes, y en concreto el control de jabalíes en los acotados de caza menor, como es mi caso. La expansión de jabalí es tal que es difícil caminar por el coto sin ver huellas de este voraz depredador de nidos y pollos de perdiz y otras muchas especies.

  Jabalí carretera
Jabalí carretera

El problema es que la Administración no concede permisos si no hay daño a la agricultura pero… ¿y el daño a las especies cinegéticas? Y lo que es peor, el posible peligro al invadir estos carreteras o autovías. Nunca ha pasado nada grave y esperemos que así siga siendo, pero parece que la Administración quiere que haya jabalíes por todas partes y yo, sinceramente, prefiero que haya perdices rojas, perdices de las auténticas.

La semana pasada, en mi coto, un coche atropelló un jabalí en la N-630 y me consta que entran en la autovía, A-66. A los dos días pude observar una piara con tres hembras y ocho rayones y, el viernes, otro jabalí en los sembrados que lindan con la nacional se alimentaba plácidamente. Siendo un coto de caza menor, ¿por qué tengo que mantener yo una población de jabalíes que dañan las especies de menor y pueden provocar accidentes? ¿Quizá la Administración busca que todos los cotos en las mismas circunstancias que el mío se den de alta como caza mayor?

La paradoja llega en el tiempo de monterías, donde la Junta de Castilla y León pide que se intensifique la caza del jabalí para mermar su población… sí, yo también me encojo de hombros y pongo cara de circunstancia, pero es así.

  Jabalí
Jabalí

Según ellos es una manera de impedir que durante los aguardos se dispare sobre otras especies —el zorro hasta hace poco sí estaba permitido, y qué buena gestión se hacía—, pero esa no es la solución. Más que nada porque aquí no hay ni lobos, ni corzos, ni ciervos, solo caza menor, que va en retroceso, al contrario que el jabalí, que aumenta cada año.

El primer bebedero/comedero que sea destrozado por los jabalíes en mi coto solicitaré esperas, y cuando el forestal venga a ver los daños se lo enseñaré, ¡y que me diga que no son daños!, que le mostraré lo que cuesta cada uno de ellos. Si los cazadores estamos poniendo dinero de nuestros bolsillos para mantener o recuperar la perdiz roja, no puede ser que desde una Administración nos saboteen e impidan gestionar nuestra riqueza, porque hoy en día cazar perdices rojas auténticas es un lujo. La burocracia y el legislar desde un sillón sin conocer la situación de cada zona/comarca es tan peligroso para la perdiz como cualquier otro de los enemigos contra los que tiene que lidiar nuestra reina en su día a día.

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