Creemos cazadores

Leía hace unos días en una revista de tirada nacional que la Junta de Extremadura pretendía fomentar la caza atrayendo a cazadores de Centroeuropa.


Según se ve, nuestros dirigentes han observado un descenso considerable en el número de licencias las cuales se encuentran hoy día en casi 15.000 menos que en el momento de su mayor auge. Es por ello que han decidido darle publicidad e intentar fomentar el turismo cinegético en nuestra región. La propuesta se puede considerar acertada dado que la caza genera anualmente innumerables puestos de trabajo tanto fijos en forma de encargados y guardas como eventuales, véanse arrieros, catering y un largo etc de servicios que son necesarios a la hora de realizar la actividad cinegética. Pero las licencias no se van a ver afectadas de una manera desorbitante como sería ideal, dado que el número de extranjeros que pueden venir a cazar desde Centroeuropa raramente va a superar los 15.000. Esta es una medida que puede ayudar a solventar la pérdida en pequeño grado, pero realmente el recuperar el volumen de licencias que se tenía antaño pasa por fomentar la caza y su mundo tanto fuera como dentro de nuestra propia región. Para ello, es esencial el facilitar la práctica de la misma, siempre manteniendo las formas, pero partiendo de la base. Me explico, es necesario fomentar la práctica de la caza ética empezando por nuestros pequeños, para que comprueben que es totalmente necesaria nuestra actividad para regular el medio ambiente, que al contrario de lo que la mayoría de la sociedad piensa no es una actividad dañina para los seres vivos, no es dañina para el medio en el que se realiza, ni atañe rasgos psicóticos a los que la practican. Fomentar la caza entre los jóvenes es sentar la base para que el día de mañana existan más practicantes de este deporte. Para ello, ayudados por las distintas asociaciones y organismos que ya existen en Extremadura se debiera de crear una plataforma o escuela para trabajar en ello, de manera que estos jóvenes recibieran un aprendizaje y formación cinegética y medioambiental adecuada, a través de cursos orientativos y formativos. Una vez sentada esta base sería recomendable, rebajar las tasas a los acotados, fomentando así la figura del Coto Privado de Caza, dado que actualmente existen muchos terrenos de los antiguamente denominados libres que pasarían a incorporarse a cotos linderos o formarían nuevos acotados. A mayor número de acotados, mayores ingresos en tasas, y mayor número de cazadores necesarios para cubrir la oferta, a la postre, mayor número de licencia sobre todo de cazadores procedentes de las provincias limítrofes que cubrirían acotados cercanos a sus lugares de procedencia. Y finalmente una mayor socialización de la caza, un acercamiento al ciudadano de a pie, con el fomento de las sociedades locales, ayudándolas en la medida de lo posible a su creación y subsistencia, dado que las mismas están viendo temporada tras temporada como muchos de sus socios no renuevan las cuotas y no entran nuevos, la edad media del socio va aumentando y conforme van dejando la actividad esas plazas no se cubren. Estas medidas, sumadas a algunas otras más serían las que realmente se debieran adoptar para que finalmente Extremadura, recupere esas 15.000 licencias que actualmente le faltan para llegar a su máximo esplendor. Hay que trabajar desde dentro, porque nadie de fuera vendrá a sacarnos las castañas del fuego.
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