Podenco andaluz, el sueño que muchos no entenderán

Me compré unos perros podencos por un sueño personal.


Un día, cuando esté muy viejo y cuando no pueda caminar más, estarán en mi casa junto a mí, entre mis recuerdos.

Conocí a personas que me enseñaron algo y tienen el mismo espíritu.

Me mojé.

Sentí frío.

Y sentí calor.

Sentí miedo.

Me caí.

Y me levanté.

Incluso me lastimé.

Pero también reí a carcajadas.

Hablé mil veces conmigo mismo.

Canté y grité de alegría como un loco.

Y sí… a veces lloré.

He visto lugares maravillosos y viví experiencias inolvidables.

Me detuve mil veces para ver un paisaje.

Hablé con perfectos desconocidos y olvidé a gente que veía todos los días.

Salí con mis demonios dentro de mí y volví a casa con una paz absoluta en el corazón.

Siempre pensé lo peligroso que es salir a cazar con armas y perros en soledad, sabiendo que el significado del coraje es avanzar, incluso sintiendo miedo.

Cada vez que salgo al campo con mis perros pienso en lo maravilloso que es.

Dejé de hablar con quien no entiende (simplemente no entienden) y aprendí a través de gestos a comunicarme con otros igual que yo y sienten lo mismo que yo.

Gasté dinero que no tenía, renunciando a muchas cosas, pero todas estas cosas no tienen valor al lado de mis perros.

No son meras herramientas para poder cazar más y ser mejor cazador son la parte perdida de mi alma y de mi espíritu.

Y cuando alguien me dice: «tienes que vender tus perros y tienes que ser una persona más seria»… No respondo. Simplemente balanceo la cabeza y sonrío, qué sabrán ellos de lo que pienso, de lo que siento.

Vivir junto a mis perros de caza es parte de mi vida.

¡Los amo con toda mi alma… esto sólo son capaces de entenderlo los que los aman como yo lo hago!

 

Hans Sebastian Salas Abarca

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