Se autoriza el abatimiento de una tigresa

La Corte Suprema de India ha dado permiso este martes a los guardabosques del distrito de Yavatmal, en el Estado occidental de Maharashtra, para abatir a una tigresa a la que se culpa de haber acabado con la vida de hasta cinco personas en las últimas semanas.


 Tigre
Tigre

La hembra se encuentra acompañada de dos cachorros y un macho, llamado T2, al que se ha visto vagando por la misma zona, pero al que no se le achaca ninguna muerte.

El funcionario forestal Pradip Rahurka, dijo a la BBC que las autoridades intentarían primero administrar un tranquilizante y capturar a la tigresa, conocida como T1. Se pretende sedar también a los dos cachorros de ésta y al macho, si se tiene oportunidad.

La hembra, de cinco años, lleva más de dos años acechando a los moradores de Yamatval y a sus animales domésticos y ya ha conseguido escapar de tres intentos de captura.

Un recurso desestimado

Defensores de la vida salvaje han interpuesto un recurso para impedir la muerte del animal, pero los jueces lo han desestimado. En él reclamaban que un equipo especializado se desplazara a la zona para sedar y capturar viva a T1.

«Nuestra petición para que la tigresa no sea abatida y se pudiese salvar la vida ha sido rechazada. Nosotros queríamos que se le disparase un tranquilizante y que quedara bajo vigilancia», ha asegurado a EFE Anand Grover, uno de los abogados que ha presentado el recurso para evitar su caza.

Pero el Supremo ha dado autorización a los guardabosques para abatir al animal si no logran capturarla con vida o si las personas encargadas de ello ven peligrar la suya.

La cifra de víctimas podría ser aún mayor

Algunos residentes de la zona aseguran que el animal ha matado en dos años a catorce personas, aunque no hay pruebas.

«No hay pruebas de que la tigresa se haya comido a ninguna persona, y las muertes que se le achacan se produjeron porque las personas entraron en el bosque, el territorio del tigre», ha añadido el letrado.

En octubre del año pasado hubo que abatir otra tigresa

Kara, que así se llamaba, tuvo que ser electrocutada, tras meses atemorizando a los habitantes del mismo Estado al asignarle la muerte de cuatro personas. Y justo un año antes, otra tigresa de tres años, que supuestamente causó la muerte de tres aldeanos, fue abatida en el norte del país durante una cacería de 44 días en la que se movilizaron drones, helicópteros, elefantes y perros de caza.

Debido a la rápida deforestación, los tigres a menudo entran en conflicto con los aldeanos que viven cerca de sus reservas.

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