El bisonte regresa a Rumanía tras dos siglos de extinción

Hubo un tiempo en el que el bisonte europeo reinaba en los bosques del continente, desde la Península Ibérica hasta Rusia. Pero la caza y la tala de árboles acabaron con él, también en Rumanía, donde acaba de regresar dos siglos después de su extinción gracias a un gran proyecto de repoblación.


Los primeros 17 animales llegaron en mayo desde reservas naturales y centros de cría de toda Europa. Hasta octubre, estarán sometidos a vigilancia especial y en semi cautividad, antes de soltarlos en las florestas de Tarcu Armenis. Después del periodo de adaptación, los animales vivirán en absoluta libertad en una zona de 59.000 hectáreas. Ya no recibirán alimentos de los organizadores de la repoblación, Rewilding Europe y World Wide Fund Rumanía (WWF), a no ser que la dureza del invierno obligue a intervenir.

Seres libres

Esta reintroducción es novedosa en Europa porque es la primera que se lleva a cabo no en una reserva natural, sino en un paraje donde los animales tendrán absoluta libertad de movimiento. «El bisonte es parte de nuestro patrimonio cultural rumano», explica Adrian Hagatis, encargado del proyecto de Rewilding Europe en los Cárpatos meridionales. «Se trata de una especie que se extinguió en Rumanía hace más de 200 años, pero nunca ha desaparecido de nuestras mentes y almas», asegura en declaraciones a Efe en Bucarest. El último bisonte libre en Rumanía fue cazado en 1790 en las montañas de Transilvania.

Esperada reproducción

La manada de bisontes crecerá este verano con otros 10 ejemplares y seguirá incrementándose con otros 20 cada año, hasta alcanzar al menos los 200 en el año 2024. Pero si los animales se reproducen como se espera, la cifra se elevará hasta el medio millar de bisontes. «El bisonte es una especie frágil porque su diversidad genética es muy baja; sólo se reproduce el macho dominante», advierte Hagatis, quien se muestra optimista pese a las dificultades que afrontarán para su integración en el nuevo medio. Para poder seguir su rastro, los científicos han les colocarán unos collares que permitirán localizarlos, sobre todo a los machos dominantes, mediante GPS.
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