Premia las buenas notas de su hija de 17 años llevándola a cazar dos corzos en Burgos
Cazadoras

Premia las buenas notas de su hija de 17 años llevándola a cazar dos corzos en Burgos

Una joven cazadora ha visto recompensados sus esfuerzos a lo largo del año en el instituto con tres jornadas de caza al corzo con reclamo en Castilla y León. En el transcurso de los días de caza, ha cumplido su sueño de abatir dos machos practicando esta apasionante modalidad cinegética.


Se trata de María José Jiménez. Su pasión por la caza a día de hoy no tiene límites. La malagueña pese a su corta edad ya ha tenido la fortuna de abatir las ocho especies de caza mayor cazables en España.

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La cazadora inmortalizó el inolvidable día de caza en esta preciosa foto.

De padre cazador a hija apasionada por la caza

Cuando está en la mano de Juan José Jiménez, padre de María José, hacer feliz a su hija para este no son impedimento alguno los 750 kilómetros que separan Málaga del norte de Burgos ni las altas temperaturas que marcan los termómetros en el mes de agosto. La joven malagueña ha heredado la pasión por la caza de Juan José de ahí que, en cualquier efeméride, como cumpleaños o santos, o cada vez que finaliza con éxito el curso académico, solicita a su padre que la lleve de caza. María José es la más pequeña de cuatro hermanos y la única que es cazadora como su padre.

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María José junto a su padre, Juan José, y uno de los corzos abatidos.

Recorren 750 kilómetros para cazar el corzo con reclamo

El miércoles por la mañana padre e hija recorrieron la distancia que separa su ciudad natal del acotado en el que habían concertado las cacerías. El jueves nada más amanecer realizaron una espera en un rastrojo que visita a diario un ejemplar medallable, pero no compareció a la cita. Una vez transcurridas las horas de mayor calor del día regresaron al acotado. María José nada más apearse del coche detectó la presencia de un bonito corzo en un prado en una zona en la que sabían de la existencia de un buen macho. La cazadora reclamó al corzo, pero no hizo ademán de aproximarse.

No le quedó más remedio que efectuar un complicado disparo entre las encinas en la que se ocultaba el ungulado. La bala que salió del cañón de su rifle de la Blaser R93 del calibre .308 WIN. de cerrojo rectilíneo cumplió el objetivo y derribó al ejemplar.

Otro corzo antes de anochecer

Esa misma tarde abatió otro animal en otra zona del coto. Minutos antes de anochecer, pudo ver a 200 metros un corzo que cumplía las características que buscaba. Esta vez, el reclamo bucal surtió efecto y logró engañar al macho encelado. María José se hizo con su trofeo de un único y certero disparo.

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