El corzo, ahora en nuestros montes

Nada más caer, comienzan a crecer rápidamente las nuevas cuernas recubiertas de una piel sedosa repleta de vasos sanguíneos denominada terciopelo o borra que aproximadamente en marzo, se seca y cae dejando la cuerna limpia.

Corzos en febrero

La mayor parte de los corzos perdieron la cuerna a lo largo del mes de noviembre, aunque en los últimos años se observan cada vez con más frecuencia ejemplares que mantienen la cuerna del año anterior en pleno invierno.

En las imágenes grabadas este mes de febrero en Burgos, León y Cantabria por tres de nuestros colaboradores habituales, como son Vanesa Menéndez, el creador del grupo de Facebook CAZA VÍDEO-FOTOGRAFÍA CANTÁBRICA y Pedro, podemos contemplar el momento en el que se encuentra el proceso de crecimiento de la cuerna del corzo.

La cuerna del corzo

Una vez que se ha producido el desprendimiento de la cuerna la superficie de donde nacía se convierte en piel con nervios y vasos. A partir de ahí se formará una nueva estructura de tejido cartilaginoso cubierta de borra, uno de los tejidos más inervados del animal, que posteriormente se irá convirtiendo en hueso. Este proceso dura unos cien días.

Pasado este tiempo se produce la atrofia de la estructura cutánea y se inicia el desprendimiento del terciopelo que recubre la cuerna gracias al roce de esta contra árboles y arbustos, a fin de marcar el territorio y muy posiblemente impulsado por sensaciones de intensa picazón.

El proceso de crecimiento de la cuerna está controlado por hormonas, principalmente testosterona y somatotropina.

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El preciado trofeo del corzo

En los últimos años se está produciendo de forma incesante un incremento de la población de corzos en la Península Ibérica, ocupando, incluso con censos apreciables, comarcas de las que estaban ausentes desde hace tiempo.

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