Ganaderos se indignan porque realicen una necropsia al esqueleto de un oso y no a su ganado devorado por los depredadores

Hace unos días encontraron los restos del cadáver de un oso en el municipio leonés de Murias de Paredes. La Fundación Oso Pardo así lo hacía público en Facebook, afirmando que fue encontrado por un particular de la localidad de Fasgar.

La Junta de Castilla y León, afirmaba que se trataba de los restos de un ejemplar adulto y estos fueron levantados por técnicos y agentes de medioambiente de la Consejería de Fomento y Medioambiente. De este modo, en la publicación se afirma que en los próximos días se practicará una necropsia para poder determinar las causas de su muerte.

Traslado del esqueleto para las pruebas

Según ha informado la Junta, los restos serán trasladados a la red de centros de recuperación de animales silvestres de la Junta de Castilla y León. Esto ha indignado a varios ganaderos, que ven curioso que semejante proceso se lleve a cabo para los restos de un oso que ha aparecido en el campo, sin saber cuánto tiempo lleva fallecido y que la administración decida evaluar sus huesos para determinar las causas de la muerte.

Tú sí y tú no

También tildan de indignante el hecho de que destinen la suma de dinero correspondiente a las pruebas para un único caso de un oso que ni tan siquiera se sabe el tiempo que lleva muerto cuando muchos de ganaderos sufren día tras día ataques en sus explotaciones. Y muchos de ellos aseguran que cuando lobos u osos han atacado y se encuentran restos similares a los que han hallado del oso, la Administración alega que realizar pruebas de tales características para averiguar las causas de la muerte es un gasto inútil que no determinaría la causa de la muerte del ganado.

¿Por qué a un oso sí y al ganado no?

Tras hablar con el experto Luis Eusebio Fidalgo, profesor de veterinaria en la Universidad de Lugo, este ha contado a Club de Caza que es cierto que unos exámenes rutinarios a cada explotación que sufriese ataques de este tipo supondrían un gran gasto. Sin embargo, en los casos en los que se trata de uno o dos terneros también dan esa explicación, aunque el gasto sería menor y para el caso de este oso fallecido, el dinero no será el problema, ya que, desde un principio, se afirmó que las pruebas serían realizadas.

Haciendo cuentas

Teniendo en cuenta, como ya se ha mencionado, que la Administración suele decir que no a realizar estas pruebas, explicando que se trata de procesos inútiles y costosos, el hecho de que para este caso sí gasten el dinero ha hecho saltar las alarmas entre ganaderos y personas que comentaban en el post de la publicación.

Luis Eusebio Fidalgo ha podido hablarnos de este tipo de exámenes y explicar con detalle cómo funciona el tema. Ha destacado que, en realidad, el precio de estas pruebas depende de muchos factores. Para empezar, si los exámenes y pruebas son realizados en estudios que se corresponden con la administración pública sin tener que ser enviados a otros centros, el proceso no es tan caro.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que uno de los factores más importantes para poder hablar de si el proceso es más caro o menos, es el estado en el que se encuentran los restos del cadáver. Evidentemente, a mayor estado de descomposición y cuantas más piezas del cuerpo falten, más habrá que investigar y más caro puede llegar a ser.

De este modo, cabe destacar que, en el caso de este oso, los restos hallados son ya literalmente huesos, desconociendo si faltan algunos, lo que dificultaría aún más el estudio.

Rutinario y específico

Existe además una gran diferencia entre efectuar exámenes de animales con los que se trata rutinariamente a aquellos con los que se trata de forma esporádica. Los centros están preparados principalmente para trabajar con muestras que suelen entrar en los centros con asiduidad, ya que las máquinas están preparadas para ello.

De este modo, otro factor que determinará el precio es este, el hecho de que sea un animal con el que se trata normalmente o por el contrario una especie con la que rara vez se trabaja y por la que habría que realizar cambios en el proceso y las máquinas para analizarlo.