Huesca

Una historia de caza y amor

La caza permitió que se conocieran y fruto de este amor nació una hija a la que bautizaron con el nombre de Diana, diosa romana de la caza y protectora de la naturaleza.


 cazadora jabalí corzo
cazadora jabalí corzo

Faltando menos de quince días para dar luz, la cazadora abatió un corzo a rececho. Sus padres presumen de que Diana ya era cazadora en el vientre de su madre.

Una pareja que unió su pasión por la caza

Silvia Calvó y Gustavo Torres, ambos hijos de cazadores, unieron sus vidas hace ya siete años gracias a la caza. Desde ese momento, comparten una vida plena de felicidad que hace 20 meses llegó a su zénit con el nacimiento de su hija Diana. A pesar de su corta edad, ya le encantan los vídeos de perros y de caza, lo que llena de orgulloso a sus padres.

Silvia es hija de Isidro Calvó, cazador catalán que le transmitió, junto a sus hermanos, su pasión por la caza. Sus primeros pasos en la caza fueron tras las perdices y conejos, cazando al salto auxiliada por perros de las razas pointer y bretón.

 cazadora jabalí corzo

Pareja de cazadores apasionados del jabalí y el corzo.

Abatió su primer jabalí con 20 años

A los 20 años y debido a la proliferación del jabalí y la disminución de la caza menor, acompañó a su padre en la celebración de una batida de cochinos. En el transcurso de esa temporada, se hizo con su primer jabalí en una cacería celebrada en el municipio leridano de Capella de Sant Jaume, situado en la comarca de la Ribagorza.

Le tocó en el sorteo celebrado antes de la montería un puesto de cierre situado en un estrecho cortadero. Su experiencia en la caza del conejo le permitió que abatiera con su escopeta, del calibre 12 y de la marca Benelli, un cochino que atravesó el tiradero como una exhalación. En un primer instante pensó que había errado el disparo, pero no. A pocos metros del lugar yacía inerte el suido.

 cazadora jabalí corzo

Bonito corzo que cazó en el campo de almendros. A la derecha, jabalí que fue medalla de bronce abatido gracias al resacador Rosendo Castell.

Miembros de la prestigiosa colla jabalinera de Arén

Actualmente, junto a su marido, forma parte de la colla de Arén, fundada hace ya más de 70 años en el municipio oscense del que recibe su nombre, situado en la comarca de la Ribagorza, y presidida actualmente por Antonio Gabarro, capitaneada por Rosendo Castell y que como jefe de rehaleros tiene al hijo de este, Álex Castell.

En el año 2015, gracias al gran trabajo de Rosendo y sus perros, logró abatir el primer jabalí medallable de su vida en una mancha de siembra con numerosas motillas de monte en las que se ocultaban los cochinos.

Un jabalí medallable gracias al trabajo de los perreros

En una de ellas que se encontraba frente a la postura de Silvia, dos de los perros del rehalero detectaron la presencia de un jabalí. A pesar de la bravura de los dos canes, que quedaban junto al perrero debido a que el resto de cánidos de la cuadrilla estaban dispersos por la mancha, el cochino no quería abandonar su ocultación. Rosendo efectuó varios disparos al aire que propiciaron que el animal huyera de la vegetación.

El macareno, medalla de bronce, se dirigió al lugar donde se ocultaba la cazadora. Esta esperó que cumpliera, efectuando un único disparo con su rifle, de la marca Blaser y del calibre .270 WM, cuando se encontraba a unos escasos 50 metros.

Una pareja apasionada de la caza del corzo

La caza del corzo a rececho es otra de las pasiones de la pareja de cazadores. El mayor corzo que ha logrado abatir Silvia lo hizo en una jornada de caza junto a su marido. Fue en junio del año 2019. Cuando ya regresaban al vehículo para dar por finalizada la cacería, pudieron ver una pareja de corzos en un campo de almendros.

Después de comprobar que se trataba de un buen trofeo, respiró hondo y de un único disparo a 140 metros de distancia abatió al corzo, de bella estampa, con un certero disparo en el codillo.

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La pareja, con su hija Diana, nombre en honor a la diosa cazadora.

Abate un corzo a rececho quince días antes de dar a luz a Diana

Pero del corzo que guarda un especial recuerdo fue del que capturó únicamente quince días antes de dar a luz a Diana. Lo abatió en los terrenos gestionados por la colla de Arén después de un duro rececho para su avanzado estado de gestación.

La pareja decidió que Silvia en principio realizara una espera en una zona querenciosa mientras que Gustavo iba a hacer un rececho. Cuando este se dirigía al coche, pudo ver con los prismáticos un corzo que estaba pastando a unos 300 metros del lugar en el que Silvia efectuaba la espera, pero que no podía ver desde su posición ya que se encontraba detrás de una zona elevada.

La cazadora, pese a tener que caminar por la tierra de labor y a lo empinado del terreno, no se lo pensó dos veces y allí se dirigió con su embarazo de ocho meses y medio. Pasados los interminables minutos que necesitó para cubrir la distancia que le separaba de su pieza, logró ver al corzo. Recuperó el aliento y a 180 metros pudo abatirlo de un disparo en el codillo. Un lance que jamás podrá olvidar.

 

Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.

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