Pontevedra

Un cazador salva la vida de uno de sus perros de una muerte segura

Un cazador gallego, dados sus conocimientos médicos, salva la vida de uno de sus perros —que era la primera vez que salía de caza— de una muerte segura tras ser herido de gravedad por parte de un gran jabalí.



El pasado jueves día 26 de noviembre el pontevedrés Tito Couñago salió de caza junto a dos compañeros en el municipio de Arbo a cazar conejos.

Lo que parecía un apasible día de caza en los montes gallegos terminó de una forma dramática, ya que a media mañana, en una zona de intrincado monte de tojo y zarzas, sus perros se toparon con un gran jabalí que hirió de gravedad a Gorilero, un cachorro de nueve de meses cruce de podenco portugués.

Tito, cazador veterano, nada más oir la ladra de sus perros se percató de que no se trataba de un conejo.

Él y sus compañeros empezaron a llamar a los perros ante la imposibilidad de entrar a por ellos en la infranqueable maleza.

Los perros más experimentados acudieron rápidamente a su llamada y fueron amarrados por los cazadores, pero Gorilero, dada su inexperiencia, plantó cara al gran jabalí que lo lanzó a varios metros de él.

El cachorro no se amilanó y volvió en busca del jabalí, que esta vez le asestó una colmillada que lo hirió de gravedad.

El jabalí le desgarró la región axilar y le seccionó una ramificación de la arteria radial

Salió tambaleándose al exterior del monte sangrando abundantemente hasta caer desplomado a los pies de uno de los cazadores, que gritó desesperado a Tito em>«baja baja que el perro se te muere», ya que le había cogido el desgraciado lance en una zona muy alejada del lugar donde se encontraba el cachorro.

Tito, en una veloz carrera a través del monte, ya que le iba la vida al animal en ello, llegó al lugar y se encontró a Gorilero sobre un charco de sangre en estado de schok.

El cazador, que es técnico sanitario, al percatarse de la gravedad de sus heridas actuó con celeridad taponando la herida y comprimiendo la arteria seccionada con lo único que tenía a mano, que eran pañuelos de papel, haciendo un tapón con ellos.

Tito dejó a uno de sus compañeros junto al animal comprimiendo la herida y marchó en veloz carrera al lugar donde se encontraba su vehículo, a más de dos kilómetros donde tenía un botiquín bien equipado.

Tras unos minutos que se hicieron eternos acercó el coche todo lo que pudo al lugar donde se hallaba el perro.

Milagrosamente Gorilero aún estaba con vida, le realizó un vendaje compresivo como podemos ver en las imágenes y lo transportó en sus brazos al vehículo para trasladar al perro a una clínica veterinaria donde le estaban esperando tras su llamada.

Felicitar al veterinario que logró salvar su vida, dadas las graves heridas que tenía el can y la gran cantidad de sangre que había perdido.

Gorilero, cinco días después de ser operado, se recupera favorablemente de sus heridas y, por lo que podemos ver en las imágenes, no le faltan ganas de volver al campo.

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