Cetrería para el control liebres y conejos en Getafe

El pasado mes de junio, el Ayuntamiento de Madrid aprobó un borrador de un convenio firmado con la Federación Madrileña de caza para poner en marcha un plan de control de liebres y conejos mediante el uso de aves rapaces. Hemos hablado con Bernardo Molina, delegado de Cetrería de la Federación Madrileña de Caza, para que nos explique en qué consisten estos trabajos de control.


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La leishmaniosis canina es una zoonosis que ha pasado a posicionarse como una de las mayores preocupaciones de la zona suroeste de la Comunidad de Madrid desde que se detectaran más de 560 casos en seres humanos desde julio de 2009.

  Bernado Molina
Bernado Molina

Bernado Molina con Pepi, el águila harris con la que efectúa el control de fauna cinegética.

El origen del problema

El parque forestal Bosquesur, muy cercano al núcleo urbano de Fuenlabrada se convirtió, desde su creación, en el ecosistema óptimo para la supervivencia y multiplicación del mosquito Phlebotomus perniciosus, que es el responsable de la transmisión de la Leishmania infantum. Este parque fue el resultado de la reconversión, sin una previa evaluación de impacto ambiental, de unos terrenos degradados formados por campos de cultivo abandonados y zonas de escombrera, en una zona de ocio.

El Departamento de Entomología Médica del Instituto de Salud Carlos III demostró que la prevalencia de leishmaniosis en perros de la zona era entre 2009 y 2015 incluso menor que la estudiada en otras áreas. En cambio, las liebres y conejos analizados a raíz de este brote se posicionaron como los portadores inusuales de la enfermedad. Y esos conejos y liebres, debido a la creación del parque, no tienen predadores naturales que controlen sus poblaciones.

La investigación demostró que las liebres eran capaces de transmitir la enfermedad al hombre, algo que se desconocía hasta entonces

En agosto de 2011 se inició esta investigación obteniéndose en los muestreos realizados una prevalencia muy alta de liebres infectadas por leishmania. En enero de 2012, los resultados de la investigación realizada demostraron que las liebres eran capaces de transmitir la enfermedad al hombre, algo que se desconocía hasta entonces. A su vez se comprobó que existía una gran concentración de liebres en los parques de Bosquesur y Polvoranca, así como en terrenos y cotos limítrofes. En ese momento, desde la Consejería de Sanidad se solicitó a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio que disminuyera la población de liebres. Ese mismo año 2012 se capturaron 1.125 liebres en la zona.

  Harris
Harris

Grupos de control

Hemos contactado con Bernardo Molina, delegado de Cetrería de la Federación Madrileña de Caza y vicepresidente y fundador de la Asociación Madrileña de Cetrería, para que nos hable de estas tareas de control de especies cinegéticas por parte de los cetreros.

Bernardo, ¿qué está sucediendo en esta zona de Madrid para necesitar el control de especies cinegéticas?

—Antes de Getafe, llevamos varios años realizando las tareas de control de fauna en la zona de Bosquesur, un parque forestal de 323 hectáreas, que encuadra áreas de Fuenlabrada, Getafe y Leganés. Esa zona fue declarada Comarca de Emergencia Cinegética Sanitaria por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid a causa de la incidencia de la leishmaniosis en humanos. Cuando se demostró que los vectores de la enfermedad eran las liebres y los conejos de la zona, se inició el control de sus poblaciones.

La novedad se encuentra en que esta vez hemos firmado para controlar la fauna cinegética en zonas urbanas de Getafe. Al principio había dos zonas sobre las que se pretendía actuar, pero en la actualidad vamos a realizar tareas de control en todo el término municipal del municipio madrileño. Por la zona en la que se encuentran estas especies, sobre todo conejo y algo de liebre, resulta imposible acceder con armas de fuego, por lo que la cetrería se convierte en la mejor opción.

Tras los tres años en los que vienen actuando estos cetreros como grupos de control de fauna, los resultados son muy positivos. El año pasado tan sólo se detectaron 17 casos de leishmania en humanos en esta zona de Madrid, y en 2016 fueron 13 los casos diagnosticados.

Los cetreros son voluntarios, ¿de dónde han salido tantos?

  Águila
Águila

—La iniciativa que propusimos fue bien acogida por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, por lo que hemos estado preparando a cetreros voluntarios. Hasta el momento son 126 los que han realizado los cursos homologados por la Consejería de Especialización en Control de Fauna. Se les ha formado en todo lo referente a la leishmaniosis, qué tipo de enfermedad es, cómo se contagia y a través de qué vectores. También en las precauciones que se han de tomar para actuar en estas zonas de Emergencia Cinegética Sanitaria, así como en la manera de actuar en unos entornos en los que es muy común que encontremos ciudadanos, porque no hay que olvidar que se trata de zonas urbanas.

Los voluntarios han sido informados de la situación de esta zona madrileña a través de las cuatro asociaciones cetreras que trabajan en la autonomía. Se han ido presentando a lo largo de los cinco años que llevamos con la iniciativa, se han ido formando en los cursos y, tras esto, han comenzado a actuar. No debemos olvidar que se trata de una acción social de un voluntariado que lo único que quiere hacer es ayudar a una zona que les necesita.

Háblanos de las cifras de conejos que se pueden capturar en un año.

—Las capturas que se entregan al área de sanidad de la Consejería. El conejo sigue con unas densidades muy altas. El año pasado se entregaron más de 2.100 conejos, una cifra muy elevada al tratarse de un área urbana. En cambio, la población de liebres es menor, ya que no cuentan con la excepcional capacidad reproductiva del conejo ni se esconden en sus madrigueras.

Un dato a valorar es que las capturas entregadas no cuentan con positivos de la enfermedad, pero el trabajo debe seguir realizándose, porque los reservorios de leishmania están ahí, y en poco tiempo puede volver a producirse una expansión de la enfermedad a través de las liebre y conejos.

¿Cómo es una jornada de control con rapaces en un parque público?

  Águila

—Tenemos que actuar en dos momentos claves que se intentan evitar para reducir el riesgo de contraer la enfermedad. Sobre todo, a primeras horas del día y a última de la tarde, que es cuando el flebótomo se encuentra más activo.

Estamos muy bien organizados, informando en todo momento la zona que va a controlar cada cetrero. Es algo complicado porque las zonas son frecuentadas por seres humanos que van a pasear a sus perros. Pero nuestros cetreros están muy preparados y actúan como se les ha indicado. No existe riesgo alguno para nadie.

Una vez al año, generalmente en octubre, realizamos una jornada en la que preparamos la entrega anual de conejos a la empresa responsable de su análisis. Y todos los meses entregamos una ficha en la que detallamos las jornadas, las capturas y las zonas donde se han producido.

¿Qué aves rapaces utilizáis?

—Trabajamos con aves de bajo vuelo, sobre todo águila harris, azores y algún águila de cola roja.

¿Hasta cuándo habéis firmado el convenio de actuación?

Hemos firmado hasta el mes de diciembre. A partir de ahí, los técnicos de la Comunidad de Madrid realizan sus informes y la Administración es la que decide, pero tratándose de una enfermedad que amenaza al ser humano, no se puede bajar la guardia, sobre todo teniendo en cuenta que el conejo se reproduce de manera tan rápida y sin predadores naturales en estas zonas.

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