Cigüeñas, entre la carroña y la predación

Abordamos un tema que preocupa mucho al cazador, sobre todo en la época en la que nos encontramos, crítica para decantar la cría de muchas especies entre el éxito o el fracaso. La predación se convierte en uno de los factores más influyentes en este sentido, y la cigüeña blanca es señalada por muchos como uno de los predadores con más peso. Hemos querido acudir a diferentes puntos en los que se sufre la presión de esta ave para recoger testimonios en primera persona.


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El regreso de las primeras cigüeñas al final del invierno solía contemplarse con admiración. Aquellas parejas que tomaban los campanarios y las zonas más altas de los edificios más representativos de nuestros pueblos han sido, son y serán centro de miradas y capturas fotográficas.

  Cigüeñas
Cigüeñas

Densidades cada vez más altas

La cigüeña blanca es un ave protegida por la legislación europea y nacional. Durante el siglo pasado sus poblaciones descendieron en muchas regiones de nuestro país, pero en la actualidad se estima que en Europa viven entre 180.000 y 222.000 parejas reproductoras, con un crecimiento constante año tras año. El último estudio realizado en España data de 2004, cuando se contaron más de 33.000 parejas. Esta cifra supone en incremento de más de un 500% respecto a comienzos de los años 80 del siglo XX. Con esta evolución, en la actualidad este número será mucho más alto.

  Cigüeñas

A esto hay que sumarle que cada año más parejas han dejado de emigrar y se quedan en nuestros campos, aumentando considerablemente la presión sobre sus presas.

El cambio de su naturaleza puramente silvestre hacia una dependencia de los usos agrícolas ha sido uno de los factores que explica esta explosión demográfica. Se ha constatado que sus hábitos alimentarios se han centrado en el oportunismo y en la predación.

La cigüeña se alimenta de grandes artrópodos, principalmente, saltamontes y escarabajos, además de lombrices de tierra, lagartijas, culebras… pero se ha constatado que en su dieta se incluyen también peces, ranas, pollos de otras aves, como patos, y, como verás en el vídeo un poco más abajo, incluso conejos.

  Cigüeñas

«Se lo comían todo»

Pablo Ferres es juez nacional de San Huberto y dirige un coto intensivo en Castellón. Es hombre de caza y campo y, por su condición de juez, visita muchos puntos de nuestra geografía. Uno de estos viajes le llevó a la comarca de la Ribera Baja del Ebro y presenció lo que vemos en el siguiente vídeo:

Pablo nos cuenta lo que vio: «Se lo comían todo, lo que estaba vivo, lo muerto, lo que se movía y lo que no. Es algo que impacta ver a tantas cigüeñas compitiendo por comerse lo que la máquina descubría: los pollos, las codornices, conejos… No quedaba nada con vida».

Y observando las imágenes, resulta sencillo creerle. Se cuentan por decenas las cigüeñas que rodean la segadora para alimentarse de lo que allí encuentren.

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«Se comen los conejos vivos»

Cruzamos el Ebro y vamos un poco más al norte. Allí nos atiende Eduardo Hernández, criador de braco alemán con el afijo Labardena que gestiona un coto en Navarra. Por estas razones invierte mucho tiempo en el campo y conoce lo que en él acontece de manera directa. Asegura que las cigüeñas han crecido en número y, como consecuencia, por ejemplo, no han dejado una rana en las orillas del Ebro. Las considera una plaga desde hace veinte años, y cada vez hay más: «Todos los días salgo con los perros por la tarde y veo más de cien cigüeñas por el campo. Cuando riegan los campos de alfalfa, se juntan allí y no dejan títere con cabeza. La gente se queja de que no hay codornices, ¿cómo va a haber, si se las comen?».

Le preguntamos si ha visto cigüeñas engullendo crías de perdiz o conejo. Esta es su respuesta: «Yo no he logrado verlo, porque es algo muy difícil, pero mi padre sí, y si me lo dice mi padre, yo lo creo. En las afueras del pueblo hay muchos almendros y olivos. Parte de las ramas de poda se quedan en el suelo, y allí se meten las conejas a criar. Las cigüeñas suelen coger esas ramas para hacer los nidos y, cuando encuentran los gazapos, no dejan uno, se los tragan enteros, ni siquiera los matan».

En esto tenemos documentos que le dan la razón al padre de Eduardo. A continuación, dejamos un vídeo grabado en 2013 en Alemania, en el que una cigüeña blanca ataca a un conejo que no está recién parido precisamente.

Eduardo nos explica que donde antes había una pareja nidificando, este año hay 14. Y cada nido saca adelante varios polluelos. En concreto, según los estudios que se han realizado, entre tres y cinco huevos, aunque se han observado nidos con siete huevos. Los polluelos, que nacen con un diente en el pico, como muchas otras aves para romper el huevo de manera más sencilla, ve la luz después de 33 o 34 días tras la puesta, y permanecen en el nido de 54 a 63 días. En este periodo, consumen alimento con un peso de hasta el 60% de su masa corporal cada día.

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La perdiz tiene capacidad para escapar de la cigüeña

Carlos Perrallón es, como él mismo se describe, un cazador atípico. Apasionado de la caza de la perdiz, suma a esa afición cinegética otra muy valiosa, la de ornitólogo, por lo que hablar de aves con él resulta una experiencia muy constructiva.

Reconoce que muchas veces le han asegurado que la cigüeña acaba con los nidos y con los pollos de perdices y codornices, pero no está de acuerdo, al menos no puede asegurarlo: «Si la cigüeña puede, claro que se alimentará de pollos de perdiz, nidos, codornices, gazapos… Pero no es algo que puedo aseverar porque nunca lo he visto, a pesar de que paso muchas horas en el campo con la cámara y los prismáticos. Mi opinión es que la perdiz que ha escapado de la cosechadora, también será capaz de escapar de la cigüeña. En la zona en la que me muevo (Huesca) hay regadíos, y hay días que se juntan 50 cigüeñas, y siempre las he visto comer topillos, gusanos, culebras, ratones, ranas, saltamontes… Estoy seguro de que, si pillan pollos de perdiz, los comerán, porque se tragan todo animal que les entre por la garganta, pero no puedo afirmar haberlo visto con mis propios ojos».

Carlos destaca el carácter carroñero de la cigüeña: «Por eso la vemos alrededor de las cosechadoras, ya que se acostumbran a comer los animales que estas máquinas dejan sin vida a su paso».

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