Becadas como antaño

Aunque un poco tarde, entraron las becadas en número importante y los cazadores, como no podía ser de otra forma, lo agradecen. Al parecer las bajas temperaturas del norte de Europa han hecho que se desplacen a países más templados donde poder alimentarse.


Ahora, como es lógico, procede respetar los cupos, aunque bien es cierto que a los sorderos, respetuosos y elitistas donde los haya, sobra hacerles comentario alguno al respecto. Bien distinto es esa minoría de oportunistas, mal llamados cazadores, que esperan a las becadas al anochecer, entre dos luces, para abatirlas como si de simples mochuelos se trataran. Cierto es que cada vez son menos, pero no por pocos el daño que hacen tanto a sus compañeros como a las poblaciones del pájaro de cara alargada es considerable. Y no contentos con sus desmanes se permiten el lujo de alardearlos públicamente, conscientes de su ilegalidad y de su condición de manifiesta ventaja con el pájaro. Por el contrario, el becadero las trabajará con el perro durante todo el día sin escatimar esfuerzos y con muchas menos posibilidades de localizarlas y abatirlas. Cazador reservado, no alardeará de sus capturas, haciendo bueno ese dicho de «observa de que presumen y te diré de que carecen». Los perdiceros lo llevan regular, de todo como en botica, dependiendo del acotado y el número de socios. Muchos para cazar, pocas para colgar. Se vieron muchas polladas durante la media veda, pero como era previsible durante la siembra de cereal, las semillas tratadas con fitosanitarios nocivos —cada vez menos por la presión de la Oficina Nacional de la Caza— causaron muchas bajas. Esperemos que las nuevas ayudas agrarias comunitarias (PAC) metan en vereda a todos aquellos agricultores que campan por sus reales. Nada fácil por cierto. Pero todo se andará, llevará su tiempo, y supondrá la pérdida de un porcentaje de las ayudas a aquellos que no respeten las buenas prácticas agrícolas. Lo pensarán antes de volver a reincidir, no en vano existen en el mercado fitosanitarios alternativos sin toxicidad para las perdices que no mermen la cosecha. Deben informarles porque se limitan a utilizar lo que el mercado les oferta. Es vital que los agricultores y cazadores vayan de la mano. Los jabalineros como siempre en general bien, mejor unos que otros, dependiendo de la zonas donde abundan los hayedos, con una montanera extraordinaria a diferencia de encinas y robles. ¡Bendito jabalí! Pues eso, que las cosas se están arreglando un poco después de la mala campaña de codornices y palomas de paso. No es fácil que llueva a gusto de todos. Así es la caza, compañero.
Comparte este artículo

Publicidad