Los ataques a los cazadores, ante la Fiscalía General

No hace mucho que en este mismo blog publicaba Injurias en las redes, un post en el que denunciaba la situación de ataques indiscriminados a los cazadores por eso, por su mera condición de aficionados a la cinegética. Acababa de redactar para la ONC como letrado un escrito dirigido al Fiscal General del Estado en el que poníamos de manifiesto esta realidad, y pedíamos auxilio al órgano encargado de perseguir los delitos en España.


La Fiscalía contestó, y nos convocó a una entrevista encabezada por el Presidente de la Federación de Castilla y León, Santiago Iturmendi, en sustitución del presidente de la ONC, y Oscar Beltrán, gerente de la entidad. La reunión fue productiva y esclarecedora. Productiva porque nos permitió trasladar de primera mano al ministerio público la preocupación por el fenómeno de acoso y derribo en las redes a todo lo que huela a caza. Acoso, boicots, injurias, calumnias, vejaciones, ¿delitos de odio?, todo un rosario de ilícitos supuestamente penales amparados tras la seguridad de lanzar la piedra a través de Facebook o Twitter y esconder cobardemente la mano tras un perfil falso. A veces sólo tras el velo de la pantalla de la computadora. La Fiscalía dejó claro que comparte la preocupación de la ONC por los crecientes ataques en las redes no sólo a cazadores: toreros, galgos y otros colectivos. Hablamos de las dificultades de la persecución de este tipo de delitos donde, de repente, en una noticia hay quinientos comentarios injuriosos; de la imposibilidad de actuación en los casos de injurias y calumnias sin la querella del agraviado. También de la dificultad de la aplicación de los delitos de odio previstos, en principio, para otro tipo de ataques por razón de raza, religión, etnia, ideología… y la posibilidad de que los hechos queden finalmente impunes. De ahí que se apuntara la pertinencia de la reforma del Código Penal. El último hecho que acabamos de denunciar ante la Fiscalía es la publicación de un paisano que, entre otras florecillas, decía: «A los cazadores se los gana denunciándolos. Cuando veáis alguno pegando tiros, os inventáis que os ha encañonado y veréis como le piden hasta la tarjeta de descuento». Toda una lección de comportamiento, de urbanidad y de comprensión que podría entrar en la esfera de varios delitos: odio, simulación de delitos, denuncia falsa. Los comentarios rezuman un claro desprecio a cientos de miles de ciudadanos españoles por el mero hecho de la práctica de un deporte legal, reglado y sometido a numerosos condicionantes. Se trata de comentarios presuntamente coactivos que pretenden, mediante la inducción a simulación de un delito, obstruir el libre ejercicio de un derecho con amparo en las leyes españolas. Una conducta absolutamente intolerable, agravada por el hecho de hacerse públicamente y en las redes sociales sin ningún tipo de cortapisa. Los hechos son especialmente graves teniendo en cuenta que los comentarios se dirigen indiscriminadamente no contra una o varias personas, sino contra un colectivo de miles de personas que se ven atacadas en su integridad moral. La verdad es que perseguir los ataques en las redes no es fácil y en muchos casos culminará con el archivo o sobreseimiento. Sin embargo cruzarse de brazos sería un grave error y permitirá seguir creciendo sin control la espiral de violencia verbal en las redes contra los cazadores; y lo peor, la violencia verbal llevará a otros tipos de violencia ante la sensación de impunidad y la falta de respuesta de los agraviados. De ahí que no pueda más que subrayar lo acertado de la voluntad de la Junta Directiva de la ONC, con su presidente Juan Antonio Sarasqueta a la cabeza, de combatir sin cuartel —con medios muy limitados, por cierto— los ataques en las redes. Ahora le toca actuar a la Justicia.
Comparte este artículo

Publicidad