Malos tiempos para el turismo en Venus

Dicen los científicos que el parte meteorológico de Venus desanimaría a cualquiera que soñase con andar por allí: la temperatura media en la superficie, 465 grados centígrados —fundiría el plomo— por un efecto invernadero que hace de su suelo el más caliente del sistema solar; presión atmosférica, 90 bares —en la Tierra es de un bar al nivel del mar—; nubes de ácido sufúrico y vientos huracanados. Vamos, que no corren buenos tiempos para hacer turismo en ese planeta.


Como no corren buenos tiempos para esto de la caza. Seguimos sufriendo la burocracia, los precios disparatados, las cacicadas a diestro y siniestro, los intentos legislativos de darnos el pasaporte como cazadores, el distanciamiento entre caza y política conservacionista, cuando debiera ser todo lo contrario. Si entramos en el terreno de la comunicación es como para echarse a llorar. Ya vemos cómo afecta a todo el colectivo cuando alguna persona con problemas psíquicos acaba con la vida de otra utilizando una escopeta. El crimen es de todos los cazadores. Y si detienen a un supuesto delincuente, al frente de toda una trama urbanística en Marbella con multimillonarios beneficios, lo que más se destacó en todos los medios —prensa, radio, televisión, internet— no era precisamente el hecho delictivo en sí, sino que era cazador, que tenía trofeos en su casa, que se había hecho fotos con animales muertos por él abatidos, que se gastaba en eso su dinero. La policía difundió esas fotos, se desnudó el interior de la casa en la que tenía trofeos de caza —como todos nosotros—, y se montó el numerito. Cazadores, delincuentes. Cazadores, asesinos. ¿Hasta cuándo?
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