Animal de bellota

Tengo entendido que la Real Academia de la Lengua ha aceptado el término «animal de bellota».


Ignoro qué acepciones dará por buenas la insigne institución que se empeña en limpiar, pulir y dar esplendor a nuestro idioma pero han de ser muy amplias. Me refiero a que, si os fijáis un poco, la bellota es manjar para muchísimos animales de nuestras sierras, de nuestros bosques y nuestras dehesas. Y en este montón de seres que se las comen no se puede olvidar incluir a nuestros abuelos y bisabuelos, que más de dos y más de tres se llevaban al campo un puñado de ellas para calmar las voces de las tripas a media mañana. No hablemos del venado y del cochino que las buscan y rebuscan en el invierno aportándoles unas buenas calorías y grasa para combatir los fríos. Y no digo nada de las torcaces, que recuerdo de jovencillo verlas entrar a miles en un encinar y comerse una montanera en una par de días. Supongo que no se olvidará la RAE de que, animal de bellota, se le dice también al individuo garrulo, torpón y cenutrio que tanto abunda, por desgracia, en estos menesteres cinegéticos. Parece mentira que un fruto tan áspero y montaraz se convierta, por aquello de la transformación de la materia, en jamón ibérico… ¡¡¡cossssa mas güena, madre!!!
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