Arde Canarias

Arde Canarias. Brillos mortales despuntan al alba / Sangres que tiñen de malva el amanecer. No es el relato de una historia de infidelidad como pretendía José María Cano; es la descripción de una tragedia.


Arde Canarias. Un episodio más de las consecuencias de expulsar al hombre del medio. Montes desprotegidos en su protección; sucios, inservibles e inutilizables, ofrecidos al dios de la ignorancia en la pira veraniega.
Arde Canarias. Y en el maremágnum de competencias incompetentes, no cuentan con los verdaderos conocedores del terreno para aliviar la tragedia, e incluso les echan de sus casas para que no puedan ni defenderlas del pasto de las llamas. Preocupados más por las estadísticas que por las personas. Números contra emociones. Ignorancia supina, soberbia inaudita. Arde Canarias. Nunca un ministerio tuvo tan acertado nombre: Ministerio de Medio Ambiente. Del otro medio sólo queda el recuerdo. Arde Canarias. Rápidas visitas. Promesas desde el cielo. Lágrimas de cocodrilo. La voz se va, la gente se queda. Arde Canarias. Ahora es cuando Coalición Canaria debería buscar socios de gobierno para gestionar la tragedia. Próceres paritarios inútiles. Gestores de la nada. Arde Canarias. Y Galicia. Y Guadalajara. Y el Prestige. Y el Don Pedro… ¿Hasta cuándo? Hasta siempre. No hay responsabilidades delante de los ciudadanos, sólo ante el «pope» del partido para lograr ir colocado en un buen puesto. Democracia inconclusa. Oligopolio manifiesto. Arde Canarias. Roma moderna ofrecida en el altar de la vanidad. Falta de compromiso político, de voluntad de servicio —Suárez, Anguita, ¿dónde estáis?—. Desastre que pronto tapará otro mayor. Arde Canarias. Y marzo a la vuelta de la esquina. Invectivas hipócritas. Dreas de papel. Arde Canarias. Y estamos dispuestos a pagar por fumar, por beber, por bañarnos en las playas e incluso a mear una sola vez al día, aunque la vejiga reviente, para ahorrar agua, pero no a pasar por la sinrazón y la estulticia que se lleva por delante lo único que de verdad tenemos. Arde Canarias. Señora Ministra, lleva usted razón: el total es lo que cuenta. Como diría Juncal, tomamos nota.
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