Sorprendente la RFEC

Ante unas declaraciones preocupantes sobre el posible futuro de la caza en España, cuanto menos resulta sorprendente que sea precisamente la RFEC la que pida la unión de los cazadores y que incluso deje ver la oportunidad de realizar una manifestación.


Hay que tener la cara muy dura para escribir ese comunicado, y hay que ser muy iluso para creer que les preocupa la Caza más que su futuro personal. Si hubiesen hecho sus deberes desde hace años, no habría ningún Gobierno que se atreviese siquiera a insinuar la posibilidad de prohibir la Caza ni aún contando con personajes como algunos de los actuales, ni de los que toman decisiones ni de los que obligan a que se tomen desde sus minorías necesarias. Pero han vivido muy bien haciendo oídos sordos a quienes advertían de lo que podía suceder, mirando sin ver, y dedicándose a sus concursos de “deportes con escopeta”, sus fiestas, sus premios, las fotografías y demás cosas fáciles, alegres y vistosas. La Caza solo ha estado en su rimbombante nombre de Real Federación Española. Y no digamos de su hija la ONC, porque es absolutamente inútil con referencia a lo que se podía esperar de ella por comparación con las oficinas foráneas del mismo o similar nombre. Cuando los cazadores han pedido su ayuda, que ha sido en muchas ocasiones, ni se han movido ni tan siquiera se han dignado a responder. No han buscado la unión de los cazadores porque no les ha interesado que existiese, y ahora, cuando el miedo les hace notar caliente el asiento, llaman a la caballería para... ¿para qué? Que llamen a sus “deportistas”, que ni por asomo son los más de cuatrocientos cincuenta mil federados, sino esa minoría a la que dan juego con sus concursos y “verbenas”, y que se manifiesten donde quieran para continuar haciendo el ridículo. Así es posible que salgan en algún telediario y no solo en revistas del sector. Si los cazadores finalmente necesitásemos salir a la calle, cosa que no creo, no es la RFEC quien nos convocará. Y tampoco saldríamos solos pues, además del casi millón y medio de cazadores, hay muchísima más gente preocupada con el tema porque se juegan todo o buena parte de sus ingresos. Ahí es donde está el número, pues las razones son obvias. Lo único que falta es el motivo. Si el globo sonda se convirtiese en algo más serio la respuesta no se haría esperar y para ello solo hay que aguardar acontecimientos. Ya dije que sonaban los tambores y no me refería a “el tamborilero de los Montes del Cid”. Espero que no sea necesario que suenen las cornetas tocando a zafarrancho de combate porque su agudo sonido se escuchará incluso desde el otro lado de nuestras fronteras atravesando montes y mares. Pero eso no sucederá aunque alguna mente enajenada ni haya pensado en ello y hasta es posible que otras lo deseen. Ya se derramó bastante sangre para que la Caza no fuese un privilegio de unos pocos y hay que ser muy ignorante para no saberlo y muy loco para provocar lo que podría suceder.
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