Seguimos casi igual… e incluso vamos a peor

¿A qué me refiero? Está claro, a la situación de la actividad cinegética en lo que a regulación y acción de las Administraciones se refiere, a los problemas que rodean a los que practicamos la caza… y lo que nos espera, que no parece que sea mucho mejor.


Castilla-La Mancha, una de las regiones clave para la venatoria, ha sido definitoria. Allí, como en gran parte de nuestro territorio, la caza genera cientos de millones miles de puestos de trabajo. No es extraño, pues, que en plena campaña Cospedal, hasta ahora titular y candidata a la presidencia de Castilla-La Mancha, defendiese la caza en su visita a Los Yébenes, localidad que cuenta con un impresionante museo de la caza. También dijo que «no puede ser» que los espacios naturales sean «improductivos» porque si no, no se pueden mantener y denunció que algunos «se ponen de canto» cuando tienen que defender la caza como una fuente de riqueza y lamentó que haya «personas, partidos y organizaciones» que quieran que los negocios cinegéticos se cierren. «La caza es una de las formas de proteger nuestro medio ambiente y de atraer turismo». El 9 de mayo los cazadores tomaron las calles de Toledo para defender y reivindicar la caza como actividad tradicional compatible con la conservación y salir así al paso de los ataques que en los últimos meses han venido recibiendo. Allí se dijo alto y claro que los cazadores «no somos asesinos», que «somos en su inmensa mayoría integrantes de sociedades que practican la caza social y que queremos seguir haciéndolo en todas las modalidades», según manifestó el presidente federativo regional Juan de Dios García, que apoyó las tradiciones, la perdiz con reclamo, la liebre con galgos, el silvestrismo, es decir todo aquello que siguen constituyendo una aportación al control de la especies y a la defensa del medio natural. Pero no parecen verlo así los ecologistas, que ahora la han tomado con la tórtola, intentando prohibir su caza, dicen que temporalmente, en la media veda. Si lo consiguen, pasará como con otras especies. La tórtola ya no se volverá a cazar. Y lo que es peor, tampoco veremos una recuperación poblacional.
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