Triste y desorientado

Ando estos días que no me encuentro. Me despierto a medianoche y tengo que recurrir a la radio para no darle vueltas a la cabeza. Me dan las seis de la mañana sin poder pegar ojo y, desde el domingo, tengo un nudo en la garganta que no me deja ni respirar.


El domingo pasado, algunos habréis oído la noticia, unos amigos estaban cazando cerca de Carrascoy, en Cartagena. Todavía no me explico cómo mi buen amigo José María, hombre con experiencia en la caza, disparó con tal mala fortuna que hirió gravemente a la hija de otro amigo, Andrés. La niña, aficionada a cazar desde pequeña, salía de caza con el padre y tenía su licencia correspondiente. Tuvo que ser evacuada en un helicóptero y ha estado gravísima. Hoy parece que está algo mejor. Llevaba la herida en el estómago. Una verdadera pena. Por más vueltas que le doy, no alcanzo a comprender qué pudo ocurrir. Andaban cazando en mano al conejo y la perdíz. Cuando sepa algo más, os lo contaré. Hoy estoy hecho un mar de dudas.
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