Alternativas al plomo

Me dijo un amigo que había que quitar más hierro que plomo a la nota de prensa elaborada por el CSIC, que salió a finales de mayo hablando de contaminación en codornices escabechadas. La nota hacía referencia a un estudio realizado en el IREC por Rafael Mateos y otros, en el que llegaban a la conclusión de que el plomo se transfiere y contamina a la caza menor y, según aseveraban en uno de los subtítulos de la noticia, un solo perdigón por pechuga intoxica la carne por encima de los niveles máximos establecidos por la UE.


Siempre que aparece una noticia de este tipo —me refiero a las que ponen en un brete algún flanco de nuestra actividad venatoria— la RFEC, como entidad responsable, está obligada a investigar e informar de la verdadera dimensión del asunto, evitar alarmas injustificadas y recomendar lo que a su entender parezca más prudente. Y esto es lo que hizo, además de extrañarnos por la noticia, ya que no se ha dado ningún caso de saturnismo que conozcamos en España, ni en Europa, por comer caza escabechada, que parece es la que se contamina con plomo por reacción de éste en medios ácidos. El plomo es un metal que siempre ha ido asociado a la caza desde que a finales del siglo XIV se inventasen las armas de fuego con munición de ese metal. Las intoxicaciones humanas por plomo estaban controladas desde mediados del siglo XIX, pues el saturnismo (saturno era el nombre antiguo del plomo entre brujos y alquimistas) era una enfermedad que padecían metalúrgicos, pintores, fontaneros y trabajadores de algunas industrias químicas. Cada vez están reduciéndose más algunas aplicaciones del metal de cara a disminuir la peligrosa contaminación. En este sentido ha sido especialmente significativo que hace pocos años se eliminaran de las gasolinas los antidetonantes con base de plomo, que esos sí que han contaminado en cantidades peligrosas para la salud. Pues ni en esos años de acumulación ambiental de plomo, se conoce que algún cazador de esos oficios tuviera problemas sanitarios comiendo caza escabechada. El estudio parte de un supuesto recreado en el que se cocina con vinagre una pechuga de codorniz de 18 grs. a la que se añade cuatro perdigones. No indica la nota del CSIC de qué calibre, aunque hay notable diferencia en masa de plomo entre perdigones de 4ª y 10ª. Una codorniz entera con una dosis de plomo equivalente a las del ensayo requeriría llevar encima veinticuatro perdigones del mismo calibre. Los que cazamos codornices sabemos que si a una codorniz la aciertas con esa perdigonada —cosa que sólo puede ser a mucha menor distancia de la que recomiendan las buenas prácticas cinegéticas—, la codorniz queda destrozada por el disparo y sólo encuentras algún trozo de codorniz y plumas en el aire. Para que el perdigón no atraviese al ave y quede incrustado entre la carne por falta de energía, es necesario disparar a determinada distancia. Pero a esa distancia en la que el perdigón no tiene energía suficiente para atravesar a la codorniz, la apertura entre perdigones no permite concentrar a veinticuatro de ellos en una silueta de codorniz que es inferior a medio decímetro cuadrado. La codorniz cae generalmente con uno o dos perdigones, por lo que plantear un supuesto de veinticuatro perdigones incrustados, me parece posible, pero muy excepcional. Da la impresión de que la noticia en esas fechas ha aprovechado, más que una investigación bromatológica —que seguro que también—, la oportunidad mediática de la guerra entre fogones que mantienen en estos días dos notables cocineros, Santi Santamaría y Ferrá Adriá, a la que se han sumado todos los cocinillas que en el mundo han sido. Dejando estas impresiones personales de gastronomía os comento, aunque para muchos sea algo muy conocido, que el plomo para cartuchos no pasa de un mínimo porcentaje del consumo mundial. La utilización de plomo para baterías de coche y acumuladores representa el 60%, la utilización en pigmentos y aleaciones otro 15 %, y el 25% restante se utiliza en cerámicas, cubiertas de cables, pesca, armamento y municiones de caza. El plomo utilizado en la caza en todo el mundo estimo que representa menos de un 3% del consumo mundial calculado en 2.800.000 Tm. Excepto en situaciones concretas no es el plomo de las municiones el más peligroso para el hombre. Otro frente abierto por el plomo es el de la intoxicación de anátidas. Hasta hace unos años no llegaron las primeras alarmas denunciando los envenenamientos de patos por plumbismo al tragarse perdigones que encuentran entre limos y gravas del fondo de los humedales donde se haya cazado. La peligrosidad del plomo para algunas anátidas es consecuencia de que engullen los perdigones al confundirlos con los chinarrillos que las aves meten en la molleja para su digestión (gastrolitos) y como consecuencia se producen sales de plomo, que envenenan a la acuática si antes no ha expulsado el perdigón por vía fecal. La ley 42/2007 de Patrimonio y Biodiversidad, contestada y conocida por los cazadores como la Ley del Plomo, prohíbe portar o utilizar en los humedales 30 grs. de plomo en un cartucho de caza. Sin embargo, permite transportar y dispersar por ese mismo humedal cualquier cantidad de plomo, también con forma de perdigón, si se usa como lastre de aparejos de pesca ¿Ustedes entienden esto del plomo? Como responsable del plomo que vierto, he vertido al ambiente y me he tragado durante mi vida cazadora, no tengo ninguna conciencia de culpabilidad. Los poderes públicos que representan a la colectividad o las industrias mundiales que se enriquecen vendiendo perdigones deberían haber buscado ya una alternativa asequible al plomo. Creo que, como siempre, los únicos intentos están hechos por los cazadores. Por esto, digo y he dicho sobre aquella nota de prensa lo que honestamente me sugirió el asunto sin eufemismos ni necesidad de barnizar noticias y menos aún camuflar datos, por cierto ya publicados, de investigaciones que aparentemente son serias y los cazadores responsables estamos obligados a tener en cuenta. Si no lo son, pronto podremos contrastarlas. No he entendido el alboroto interno alrededor de una noticia que fuera de nuestro consumo apenas ha tenido recorrido. Bajo mi punto de vista, si lo hubiera tenido me daría lo mismo. Creo que informar adecuadamente es propio de una entidad responsable y seria. Y si algún medio intitula para impactar con la anécdota, en vez de con el fondo de la noticia, está en su derecho. Quienes no van a estar nunca justificados son los que desde fuera y desde dentro quieren matar a los mensajeros.
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