¿Qué están haciendo con las avutardas?

Todo lo que ha escrito, y sigue escribiendo, José Luis Fraile Blanco, PERIODISTA y director de FEDERCAZA, entre otras publicaciones. Decía, que todo lo escrito por tan gran PERIODISTA, desde muchísimo antes de que yo cogiera la pluma para estos menesteres, lo he leído muy atentamente.


Ambos somos de Palencia. Ambos admiramos a Mariano Haro y a Marcos de Celis (un gran torero palentino malogrado que todavía vive). Ambos fuimos corredores. Ambos somos cazadores. Y, ambos partimos desde la misma provincia. Si bien es cierto que yo, a diferencia de él, partí bastante antes… y desde la más humilde familia labradora de Tierra de Campos. Pero Fraile conmigo jamás hizo distingos de rango. Es más, siempre me ayudó cuando lo necesité. Me voy por las ramas. Quería decirles que mi admirado Fraile, escribió un: conciso, precioso, preciso, nostálgico y bien documentado artículo, titulado: Avutardas, machos y caza. El otro día, mi admirado y querido amigo Juan Antonio Sarasketa escribía sobre BARBONES. Barbón es el macho de la avutarda, y no yo, que gasto barba desde casi el día de mi primera comunión. Pues bien. Los citados artículos trajeron a mi memoria un asunto desagradable.
Decía, que Fraile y Sarasketa con sendos artículos sobre la avutarda trajeron a mi memoria la ya lejana, barriobajera y torticera historia de dos memos mayúsculos, cuando —ambos a dos— me dijeron que yo: ¡¡¡no había visto en mi vida un SISÓN!!! Cambié de conversación, pero por dentro me acordé de la madre que les parió. Lo que son las casualidades. Hete tú aquí que ese fin de semana tenía yo un permiso para pescar en el coto de La Serna (Palencia). Enseguida hice el cupo de truchas y pasé el resto del día carrilaneando por caminos, cameras y matando el rato debajo de las choperas. De pronto, me acordé de la afrenta y fui resuelto a fotografiar un pollo de Sisón, pues estábamos a primeros de julio, o por ahí, y ya tenían que haber sacado. Me afané en ello y tuve buena suerte, pues nada más empezar di con un precioso ejemplar de pollo volandero. Imagen que publicó mi admirado y querido amigo José Luis Blanco Fraile en FEDERCAZA. No encuentro la imagen, pero ya la publicaré a su debido tiempo. Y si no la encuentro, buscaré un pollo en los lugares donde sé encontrarlo y les ofreceré a ustedes su imagen, caso de que mi acción no comprometa su vida, claro. Pero sé hacerlo debidamente (con perdón). AVUTARDAS Espoleado por este mi desmesurado afán de conocer y de leer hasta la saciedad, compré (y sigo comprando) todos, o la mayoría, de los libros que se refieren a lo nuestro en el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM). Confieso que soy un cliente asiduo del MARM y que me atienden fenomenal. Casi toda la administración de España es buena y honrada. El problema son los funcionarios con ambiciones políticas, o los políticos con ambiciones de notoriedad, cuando se meten a dejar en manos de terceros lo que no se puede delegar. Esto, sin contar con los políticos (o técnicos… los menos) de Urbanismo, a quienes hay que echar de comer aparte.
Bien. Un hombre anclado en el ámbito rural, como yo, lo primero que mira en un libro es lo de su pueblo. ¿O no? Ustedes me perdonarán. Hete tú aquí, que empecé por el Atlas de las aves reproductoras de España en su página 236 y 237 que tratan sobre la avutarda. El cabreo fue monumental. ¡¡¡Por Dios!!! Lo que leía no se correspondía con la realidad que yo venía palpando (nunca mejor escrito) desde hace años. Pero… si el principal problema son las cosechadoras para los pollos. Pero… si el segundo problema, en importancia, es la escasez de saltamontes para los pollos. Saltamontes que, muchas veces, sólo están en las cunetas de caminos y carreteras. Y lo están porque todavía no los pueden arar como hicieron con los de la Mesta bajo la aprobación de los doctos ingenieros de la Concentración Parcelaria (les maldeciré in aeternum). Pero si tan problema como los otros dos, son esos ejemplares viejos que ya ni siquiera hacen nido y que se los ve durante todo el año incordiando a las demás. En fin. Llegado el momento, tengo intención de formular una pregunta a donde corresponde sobre la gestión de la avutarda en España. Y yo sé cómo se hace. No es una amenaza. Es una realidad. Me temo lo peor. O que no se haga absolutamente nada, o que las gestionen con rifle quienes tenían que quedarse en su casa. No es de extrañar que cada autonomía controle las suyas o ninguna. Yo, voy a pescar cangrejos señal (alóctonos y portadores de la afanomicosis) y me visita el guarda dos o tres veces al día. Voy a matar una vetusta cierva (por falta de cartera) y me lleva el celador en su vehículo y me dice sobre la que debo de disparar. Voy en la época de celo de la avutarda al campo y… no veo a ningún guarda que me pregunte a ver qué es lo que estoy haciendo. Eso no se puede tolerar. Claro, a la Seo/BirdLive, con miembros que de la vocación hicieron sustanciosa profesión, les sigue interesando que no la administremos quienes sabemos de verdad. Les sigue interesando que no la podamos cazar incluyéndola dentro de unos planes de aprovechamiento cinegético que hay que cambiar. Ellos quieren sus planes para poder seguir chupando del bote. ¡¡¡Especie vulnerable —VU—!!! ¡¡¡Nos ha fastidiado!!! Claro, si echan la culpa al laboreo del campo como factor determinante, se topan de lleno con quien les paga directa o indirectamente y con las cosas de comer no se juega, aun cuando lleven muriéndose las perdices 20 años en España y ni Dios dijera nada hasta que lo hizo FEDENCA el año pasado.
¿Para qué han servido y sirven los planes de aprovechamiento cinegético?: PARA NADA. Si cualquiera del campo lee lo de las avutardas en el citado volumen o accede a ello por Internet para contrastarlo luego con la realidad, no me extraña que los ministerios, diputaciones y demás organizaciones tengan tan poca credibilidad. No es de extrañar que quieran quitar a las diputaciones y mucho más. Oigan, que en el citado catálogo al lado del logotipo del MARM está el de la SEO. ¿No tendríamos que auditar ciertos estudios…? Pero si en España se auditan cuentas de entidades oficiales cuyo presupuesto son tres reales. Pero si esto es un intangible que vale lo que yo no me atrevería a calcular. Insisto: hay que auditar los trabajos y la trazabilidad del dinero público. Reverdecida mi indignación por pocos (dos), pero doctos artículos juntos. Me veo en la obligación moral de escribir estas cuatro letras. Las escribo por respeto y amor al Mundo Rural al que pertenezco. Y no voy a negarlo, las escribo con el odio africano que me producen quienes nos siguen chuleando. Otro día, en una gala de la Real Federación Española de Caza, un sujeto estaba hablando de avutardas y, ni corto ni perezoso, me dijo: las avutardas, para que usted me entienda… Le miré de arriba abajo y, con la mirada, creo que le dije que quien tenía que entenderme era él a mí (con perdón). Ese sujeto no sabía que desde hace años me doy una vuelta por donde tengo que dármela y me cuesta poco encontrarme con algún pollastrón de avutarda, que cojo, fotografío y suelto de inmediato. Ojo, que con los que corren riesgo de ser depredados, ni siquiera los fotografío o me paro a contemplarlos. En la NATURALEZA hay que saber estar, de lo contrario lo mejor es dejarla en paz. Las avutardas adultas no se dejan acercar en los llanos ni a la de cuatro. ¿Porqué será…? Este año, tengo un buen equipo fotográfico y espero ofrecerles sus resultados sin molestar a la especie. Están muy escamadas del todo terreno y del humano… ¿Por qué será…? Santo Dios, con la de avutardas que yo he cogido en esta vida. Y más porque no quise, pues luego, mi madre las guisaba y las viejas no eran un plato apetecible. Lo mismo ocurría con los barbos que pescaba en el río Valdivia (Fuente Andrino) y en el arroyo de la Vallarna (Villaherreros). Al final, no los cogía porque mi madre, que en Gloria esté, nos los ponía para comer. Me era más rentable llevar en el carro de par a algún cazador de la ciudad para que las atizara un trabucazo con unas postas que todavía conservo. De los carros se fiaban. De los hombres en semoviente, poco o nada. Y si te veían andando, se dejaban arrimar un poco más que ahora, pero poco. Ahora, sin linderas, en los grandes páramos no hay Dios que las entre. Ojo, que avutardas como Dios manda no se abaten tantas. No se crean esas cacerías descritas por ilustres capitalinos que de avutardas no tenían ni idea. Ni de avutardas, ni de ratas de agua, ni de nada que no fuera de oídas. Pues la mayor parte de las veces se marchaban de vacío. No vean lo que nos reíamos cuando querían imitarnos y hasta escribían libros.
No me gusta acercarme a los nidos de avutarda cuando están poniendo, ni cuando están incubando, porque al igual que el alcaraván y sus primos lejanos, los sisones, aborrecen los nidos de inmediato y es una pena. Tampoco suelo coger a los pollos con mis manos, porque su piar, al reternerlos, es un llanto que enternece al corazón humano y llama la atención del zorro. Por eso no me gusta molestarlos aun cuando sé cómo hacerlo, pero no me fío ni de mí mismo. MUCHAS DEFENSAS TIENE QUE TENER UN POLLO PARA QUE YO LE ECHE MANO. Al herir mi orgullo rural quienes se tenían que callar, al principio los fotografiaba hasta con el Diario de Burgos o El Diario Palentino, depende de donde encontrara el pollastrón. ¡¡¡Qué pena de archivo fotográfico el mío!!! ¡¡¡Lo tengo todo desordenado, repetido y algunas veces: desenfocado!!! Menos mal que ahora me voy a poner de lleno al asunto. No está bien que nos desprecien a las personas de campo. Tal vez no sepamos decir palabros hueros, pero si desde niños hemos cazado, a lo mejor somos tontos, no lo sé, unos más que otros, desde luego, pero conocemos el campo como la palma de la mano. Ellos, los cráneos privilegiados que sólo pisaron el campo cuando les llevaban sus papás en el utilitario y luego de la carrera fácil hicieron oficio. Ellos son quienes tenían que contar con nosotros para, entre todos, poner las cosas en su sitio. Así, todos saldríamos ganando. Sí, es cierto, todos los años mato el gusanillo de buscar pollos de avutarda y cada vez me es más fácil encontrarlos a pesar del maltrato al que están sometidos por el criminal laboreo del campo y por la utilización de agentes químicos de órdago a la grande. Algunas veces, pocas, los cojo con la mano para fotografiarme con ellos y contemplar como pasa el tiempo sobre mi persona año tras año. Y otras… los fotografío corriendo como gamos. No recomiendo a nadie tomarlos con la manos a no ser que sepa o pueda luego proceder con lo que hay que hacer con ellos. Alguna vez, los toma en sus manos mi mujer para yo poder fotografiarlos y así dar testimonio, en su día, de que a mí nadie me va a enseñar nada de sisones o de avutardas. Es lamentable tener que recurrir a acciones tales por mi parte, pero peor está eso de insultar a quienes nacimos en el mundo rural y estamos anclados allá de por vida. Vosotros, bicharraquillos insolentes. Vosotros, ignorantes perillanes. Vosotros sois unos pobres ignorantes a pesar de vuestra facundia estólida propia de Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes.
MI RECOGIDA DE PLUMAS DE AVUTARDA Yo, aun cuando estoy fuertemente arraigado en Euskadi, soy un castellano de los que no reniegan jamás de su tierra de nacencia. Y además, creo que sea compatible con todo lo demás. La Semana Santa Castellana, con sus procesiones por esos ya casi despoblados pueblos de Tierra de Campos, aparte de invitar a la oración, serenan el alma y dan cobijo a los más nobles sentimientos del corazón humano. Por eso, no me las he perdido nunca. Pero claro, esas procesiones son por la tarde o por la noche. Por eso, durante el día tengo por costumbre ir por los caminos recogiendo plumas de las peleas que establecen los barbones para montar. Le he dado el último, y muy abultado sobre de plumas, a mi buen amigo Marcelo Verdeja, el director del programa: SALIMOS DE CAZA, programa con el que colaboro con un tal Cholo (gran pescador y mejor persona), quien es el verdadero destinatario de las citadas plumas. Dicen que con ellas se hacen unas moscas fenomenales y tengo cola de solicitudes. Yo no las utilizo para tales menesteres. En su día, también le remití unas cuantas a mi siempre bien ponderado José Luis Garrido (presidente de FEDENCA). Y se las envié para que las repartiera entre quienes iban a ver a las avutardas sobre los remolques de los tractores, cosa que a mí no me gusta nada que se haga, y menos que vayan en grupo, pues se las inquieta demasiado. No obstante… a veces no me puedo resistir, y yo lo hago (ustedes me perdonarán). Pero ojo, lo hago guardando las distancias y sin molestar. Es de imaginar que mi amigo Garrido, provisto de buenos prismáticos, lo hará igual. Las avutardas en el mar verde de Tierra de Campos durante el mes de abril son de una belleza incomparable. Ojo, que si levantan el vuelo, algo estamos haciendo mal. Que lo levanten más adelante, es igual, pero en los celos: JAMÁS. Interferir un celo para lo que sea es de un brutal desconocimiento de la NATURALEZA.
¿SE SIGUEN CAZANDO AVUTARDAS? Pues no… de forma oficial en toda tierra de garbanzos española. Hay unos pocos privilegios de quienes no quiero escribir. A lo mejor la Administración, bajo el eufemismo de control poblacional o milongas por el estilo, lo hace a través de algún matabichos amigo o yo qué sé… qué perillán. Toda la gestión es opaca. Furtivismo hay, pues AHORA son mucho más esquivas que cuando se podían cazar. Es más, en los lugares de observación, yo me he encontrado casquillos del .22 mágnum y hasta del .270. Me imagino que esos calibres NO los dispararán para cazar totovías, ¿no? Pues para el jabalí no son. Lamentablemente, en Tierra de Campos, no nos quedan árboles ni para asustar al viento, y los espinos los cortan para tapar las cachiperas con armazón metálico que les endosan con falsas promesas algunos cojogestores de cotos. ¡¡¡Qué sinvergüenzas!!! Cortan las zarzas y los espinos para cubrir las cachiperas de hierro, cuando lo que tenían que hacer es plantarlos para recuperar hábitats y propiciar cobijo a las perdices, entre otras aves. Digo yo. De todas las maneras, jamás en mi vida vi la cantidad de avutardas de ahora. NOTA FINAL Ya lo ven, este no es un artículo técnico, ni científico. Es… un artículo visceral. Es un aviso a navegantes para que no se metan con los amantes incondicionales del campo de una cierta edad. Pues, aun cuando nos echaran, hemos tenido tiempo sobrado como para saber más que muchos de los que hacen planes de aprovechamientos de cotos o libros sobre cualquier animal. Es, también, cómo no, un aviso a furtivos. Pues aun cuando jamás he tenido vocación de chivato, me toca las narices que ciertos personajes muy principales se pasen por el arco de triunfo lo de la veda total y lo del VU. ¿O es que la veda y el VU es sólo para nosotros? A lo mejor, algún día, se cruza algún coche en el camino y se llama a la autoridad. O… se camufla una tabla con puntas en cualquier charco. No sé qué será mejor. Estamos en lo de siempre. Lo mejor es lo de las puntas en una hondonada, y ponerles tibios a pedradas. ¿Qué explicación darían luego? Tengo casos y cosas para contar, pero ya me he excedido bastante. La mujer que sale en las fotografías con los pollitos en brazos es mi mujer, pues a veces corren como unos condenados y no se dejan fotografiar. Otras, se mimetizan de forma tal, que son difíciles de fotografiar. Pero es fácil sorprenderlos cazando saltamontes por los caminos al amanecer que es cuando los pocos saltamontes que quedan están adormecidos.
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