Turismo en la naturaleza: caza y ecoturismo

Afortunadamente hoy existe una gran inquietud social por todo lo que concierne al medio natural, tanto por sus paisajes como por la variada fauna y flora que conforma la biodiversidad. Esta preocupación surge como reacción ante el deterioro histórico de m


Así mismo cualquier persona aspira a disfrutar de los múltiples aspectos que nos ofrece la naturaleza, lo que ha creado un nuevo tipo de viajero: el ecoturista. Esta nueva tendencia viajera incide positivamente en el desarrollo rural. El ecoturismo es un turismo alternativo en el que se busca la sostenibilidad, la conservación y el disfrute del medio natural y cultural. Es un turismo con principios éticos, en el que se respeta el modo en que la población local interacciona con su medio ambiente, siempre minimiza los impactos negativos que genera la actividad y aporta beneficios económicos directos para la conservación y para la comunidad local. El cazador deportivo actual es un practicante de este tipo de turismo, pues la caza, además de ser uno de los aspectos que ofrece la naturaleza, siempre ha tenido ética propia que no entra en contradicción con ningún principio conservacionista. La presencia del hombre en el medio natural siempre repercute en éste, pero hay acciones como la caza bien gestionada que contribuyen a cuidar el equilibrio ecológico. La caza es una excelente herramienta para la gestión medioambiental, con ella se cuida la fauna, cinegética o no, y también la flora al procurar que el número de herbívoros no supere la capacidad de carga del hábitat. Y en sentido inverso, todos conocemos espacios degradados en los que no se practica la caza, en los que apenas hay fauna silvestre y la flora está dañada, por una carga pastante abusiva y el excesivo número de transeúntes. Algo que parece tan inocuo como el avistamiento de animales, cuando el número de excursionistas ha sido excesivo para el medio, ha originado unas migraciones y desplazamientos no deseables. Se han hecho muchas comprobaciones que certifican mayor biodiversidad de animales silvestres, y mejor estatus poblacional, en áreas sometidas a gestión controlada; pues gran número de especies se ven beneficiadas por las actuaciones encaminadas a gestionar otras. Sirva a modo de ejemplo que en territorios gestionados para fomento de una población de cérvidos, se benefician otros animales de las aperturas de pastaderos, de los puntos de agua y lugares de alimentación. La presencia y abundancia de estos cérvidos y herbívoros en general, como especies presa que son, hace que se vean favorecidas especies de predadores, algunos protegidos, como también se ven beneficiadas las especies necrófagas, muchas de ellas igualmente bajo protección. Otro punto clave del área de caza gestionada es la tranquilidad que en ella existe con respecto a zonas no gestionadas, ya que es necesario un control de visitantes que compagine las visitas con el respeto medioambiental. La tranquilidad atrae a la fauna silvestre en general, que así encuentra el lugar ideal donde establecerse gracias a las actuaciones de mejora y acondicionamiento del hábitat. De esta forma, las medidas de actuación en un espacio de caza ordenado y gestionado correctamente llevan a una mejora de la actividad de ecoturismo asociada. Siendo además la caza una de las actividades, entre otras, ya que el reconocimiento de aves, los fotosafaris o el avistamiento de mamíferos también son actividades reguladas de cara a conseguir una gestión integral ordenada del territorio.
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