El weimaraner

Observando un correcto ejemplar de braco de Weimar, su apariencia física ofrece la imagen de un perro fuerte y resistente. Dotado de una polivalencia propia de los perros de caza centroeuropeos, con una inteligencia sobresaliente y una capacidad para completar los programas más exigentes del adiestramiento para la caza, el weimaraner reúne todo lo que pedimos a un buen perro de caza para nuestras jornadas codorniceras.


Actualizado
  Weimaraner
Weimaraner

Cualidades como su belleza corporal y su porte elegante, majestuoso, se han convertido en la principal piedra de toque de la raza, al haberse bifurcado en dos clases que nunca debieron potenciarse al margen de la otra: la belleza y el trabajo. El show y la moqueta han alejado a muchos weimaraners del campo. Generación tras generación sin tocar nuestros montes han tenido como resultado que en la actualidad haya que dirigirse a criadores especializados en ejemplares de líneas cazadoras para conseguir un braco de Weimar que reúna las excelentes cualidades venatorias que la raza atesora.

Hemos contactado con Carmen Jul, responsable del afijo Bosque de Lugh Weimaraners, criadora apasionada por la raza, a la que se dedica de manera exclusiva, cazadora y con una dilatada experiencia en todos los aspectos que el braco de Weimar ofrece al cazador.

  Weimaraner

Un weimaraner para la media veda

Carmen Jul

El weimaraner se ha adaptado a la perfección a los entornos en los que podemos cazar la codorniz durante la media veda. Además, su resistencia y su carácter persistente le llevan a no cejar en el empeño de poner codornices delante de la escopeta.

Estamos ante una raza que adapta su velocidad de búsqueda a lo que le va exigiendo el terreno donde caza. De esta manera, alternará el galope en aquellos entornos abiertos, como el rastrojo o las praderas amplias, con momentos de andadura al trote en función de la orografía que va encontrando. Otro importante factor que le hará reducir ese ritmo de búsqueda galopador es la toma de las emanaciones. En este momento, bajará la cabeza a una posición inferior a la que marca la línea dorsal para centrarse en la información que le llega a través de su olfato.

Esta búsqueda es metódica. Aprende con cada experiencia, con cada salida de caza, y aplicará todo esto a su manera de buscar y de encontrar. Aquel cazador preocupado porque su perro no se aleje demasiado de él, tanto en profundidad como laceando a cada lado, encontrará en el weimaraner un compañero ideal para formar un equipo eficaz. Su estándar limita esta búsqueda a unos 80 metros a cada lado del cazador y, por delante, al alcance de la escopeta.

Esto resulta de mucha utilidad ante un ave como la codorniz, que deja menos de su olor que otras especies de nuestra cinegética allá por donde pasa. Es por esto que, para una caza efectiva, se requiere un perro que adapte su nariz y su andadura a esta exigencia.

Además, la codorniz elegirá lugares donde la vegetación la oculte por completo a la hora de intentar dejar atrás a sus perseguidores. En este tipo de entornos, resulta ideal un perro polivalente, con arrojo y que no se amedrente ante las puertas que el monte puede ir intentando cerrar a su paso.

Cuando se ve descubierta, la codorniz pondrá en marcha diversas estrategias de huida, trazando verdaderos laberintos de trayectorias con su rastro. Aquí necesitamos un perro que baje la cabeza y muestre tesón ante los desvaríos que la codorniz protagoniza con giros, cambios de dirección, vuelta sobre sus pasos…

Y, cuando decide amagarse, se aplasta entre la vegetación, minimizando, casi haciendo desaparecer, cualquier emanación que salga de su diminuto cuerpo. De nuevo, requerimos un perro constante, cuidadoso, meticuloso y que no se venga abajo y abandone la búsqueda cuando esto suceda.

  Weimaraner

En contacto con su propietario

Resulta muy común observar cómo este braco vuelve su cabeza a menudo durante la búsqueda, para comprobar que el cazador está cerca. Pero esto también sucede durante la muestra. El perro suele volverse para asegurarse de que su propietario está acudiendo a cumplir con el lance. Los que cazan con ejemplares de esta raza sostienen que el weimaraner comprende fácilmente que para cazar hacen falta dos.

Esto se debe a que los buenos ejemplares demuestran un equilibrio mental muy desarrollado. El establecimiento de un correcto vínculo con tu weimaraner les lleva a comprender la necesidad de la escopeta en la acción de caza y, a partir de ahí, todo lo que haga lo hará por y para su dueño.

  Weimaraner

Una muestra segura

Su muestra es firme y segura. Cuando un weimaraner detiene su marcha y queda inmóvil, mantiene la cabeza ligeramente por debajo de la línea dorsal o en la prolongación de esta. Su cuerpo entra en una rigidez casi absoluta, desde la punta de la nariz hasta la cola. Y la distancia a la que toman esa emanación es idónea para asegurar la presencia de la codorniz, pero sin llegar a presionarla hasta el punto de que esta levante en vuelo lejos de la escopeta. Bajo su buen criterio, liberará esa tensión para acercarse algunos pasos a la caza, para volver a quedar petrificado apuntando directamente a la codorniz.

Si esta se ha movido y ya no se encuentra en el lugar hasta el que el perro ha remontado la emanación, le llega el turno a la guía. Será prudente, idealmente a la orden, con una tensión que precede al momento de la arrancada de la pieza.

  Weimaraner

El cobro

La codorniz y su reducido tamaño requieren de un perro que ejecute un cobro de manera dulce, sin dañar la pieza. Debido a esto, debemos dedicar buena parte del adiestramiento previo a conseguir que el perro recupere, porte y entregue la pieza sin ocasionarle ningún daño con sus dientes. Y, en cuestión de capacidad de asimilar el adiestramiento, un perro centroeuropeo tiene poco o nada que envidiar a cualquier otra raza.

Los exigentes exámenes de caza realizados en Alemania y otros países de Europa así lo constatan, en los que el cobro se considera vital en el conjunto de tareas cinegéticas atribuidas al perro de caza.

Un weimaraner que ha asimilado un correcto adiestramiento cobrará desde un gran zorro hasta la pequeña codorniz con la máxima sutileza, eficacia y entrega hacia su propietario, sin procurarle más daño que el que le han ocasionado los perdigones.

Comparte este artículo

Publicidad