Despide el año abatiendo un jabalí medalla de oro en un coto social
Crónicas de caza

Despide el año abatiendo un jabalí medalla de oro en un coto social

Tras ser homologado el macho por la Junta de Homologación de Trofeos de Caza ha obtenido una puntuación de 112,9 puntos. Los colmillos del jabalí tienen 20,2 centímetros de longitud y 2,47 de grosor.


El cazador bilbaíno que ha abatido este extraordinario ejemplar tiene por costumbre cazar todos los años un cochino a finales de diciembre. El objetivo del cazador es degustar su carne en las fechas navideñas. En la cena de Navidad y Nochevieja ha disfrutado su familia de diferentes preparaciones de la carne del suido.

Cuatro meses tras la pista del jabalí

Loren Cruz, es un cazador bilbaíno, afincado en Alcora, municipio de la Comunidad Valenciana perteneciente a la comarca del Alcalatén. A primeros de septiembre vio por primera las huellas del jabalí en los terrenos que gestiona la sociedad de cazadores local. Ha necesitado de 17 esperas para lograr vencerle la partida al astuto navajero.

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Abate el jabalí con la escopeta que heredó de su abuelo

El cazador narra cómo vivió la espera en la que se hizo con este espectacular trofeo.

"Otra noche más de espera. A pesar de las bajas temperaturas voy a intentar terminar el año abatiendo el ejemplar que me lleva burlando cuatro meses. La zona del bosque en la que lo voy a aguardar es visitada a diario por varios grupos de hembras. Al encontrarnos en la época de celo del jabalí la presencia de las jabalinas puede atraer al macho. Comienza a anochecer, la partida ha empezado. La luna ilumina la noche. Aprovechando el amparo de la oscuridad una piara de hembras irrumpe en el claro del bosque. Pasados unos minutos se marchan por el mismo sitio por el que vinieron. El silencio se hace dueño de la noche. Al ver que apenas hay actividad decido enfundar la escopeta Fabarm modelo Ellegi que heredé de mi abuelo. Cuando voy a guardar el arma escuchó la llegada de un grupo de cochinos.

Minutos más tarde de aparecer varias hembras frente a mi puesto veo en las sombras la silueta de un cochino. Es el animal que llevo 4 meses esperando. No se decide a sumarse a las jabalinas. Contengo la respiración. Por mi cabeza solo pasa el pensamiento "ojalá no me haya venteado". Tras una tensa espera abandona su ocultación y comienza a comer almendras. Me encaro la escopeta y aprieto gatillo. El jabalí se derrumba nada más notar el impacto de la bala. Los nervios se apoderan de mí como si fuera la primera espera de mi vida. Conforme me voy acercando al macho pienso en todas esas noches de frío que he pasado para lograr abatirlo. Ahora sonrío, ya es mío después de tantos meses tras los pasos del macho".

 


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