No llames a tu perro por su nombre
Adiestramiento

No llames a tu perro por su nombre

La llamada, uno de los comandos más importantes en el adiestramiento de cualquier perro, aún más en uno de caza, que pasa mucho más tiempo suelto de la correa que cualquier perro de compañía, debe abordarse con escrupulosidad y no dejar de trabajarse hasta que la respuesta sea perfecta en las condiciones más enrevesadas.


Imagina que tu perro de caza es sorprendido por una liebre que sale del encame en sus narices o cruza por delante de él. Ese can debe acudir a la primera llamada que realices. ¿Es esto posible? ¿Te ves capaz de conseguirlo con tu perro?

El error de llamar al perro por su nombre

El controvertido título de este artículo no es casual ni clickbait. El nombre del perro nunca debe convertirse en una orden durante el proceso de adiestramiento ni en la convivencia o trabajo con él. Querer que el perro se acerque utilizando su nombre es lo mismo que querer que se siente o realice un cobro diciendo lo mismo, es decir, su nombre. Y, como no lo harías para ordenar al can la búsqueda o el tumbado, no lo hagas tampoco para enseñar y entrenar la llamada. A continuación, intentaré explicar esto de manera más profunda.

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Cuando quieras que tu compañero canino acuda junto a ti, empieza por hacerle sentir bien a tu lado.

No hay trucos infalibles, solo comunicación y trabajo

El primer consejo que debes tener en cuenta es que no debes confiar en los reportajes y vídeos que puedes encontrar a cientos en los que te quieren convencer de los “trucos infalibles” para conseguir que el perro responda adecuadamente a la llamada. Cada perro es distinto y cada situación es diferente. Por ello, quiero compartir lo que a mí me ha funcionado con perros de caza de distintos caracteres. Pruébalo y, si con el tuyo no funciona, puedes dejar un comentario abajo y nos pondremos en contacto contigo para intentar ayudarte o recomendarte un buen adiestrador por tu zona, puesto que acudir a un profesional es siempre el paso más adecuado a la hora de afianzar algo tan relevante como la llamada.

  1. Antes de comenzar a trabajar la llamada

El vínculo. Toda relación entre dos seres vivos comienza con el establecimiento de un vínculo. Cuando más se trabaja y mejor se construye, más fácil será avanzar. La confianza, el respeto, la jerarquía… son conceptos que debes tener muy claro. Para ello, resulta crucial pasar tiempo (de calidad) con el perro, establecer una relación basada en el compañerismo y la confianza mutua. Tienes que conseguir que se sienta seguro a tu lado, que quiera acudir cerca de ti. Acaríciale, háblale, que se acostumbre a tu voz, dale de comer las primeras semanas, que te relacione con todo esto cuanto antes.

  1. Palabras cortas y sonoras

Un consejo antes de entrar en materia es ‘simplifica al máximo las órdenes que le des al perro’. Él no te entiende, no comprende las palabras que dices, por lo que debes comenzar un trabajo de asociación de las órdenes para con los comportamientos que le vas a pedir que realice. Por ello, piensa en palabras cortas, sonoras y que se recuerden fácilmente. Yo suelo utilizar “Aquí”, puesto que suena mucho más que “ven” o ‘acude’.

  1. La llamada: siempre algo positivo, nunca le llamaremos para regañarle

De ahí el título de este artículo. Siendo totalmente sinceros, ¿Cuántas veces has gritado el nombre de tu perro para, a continuación, regañarle o simplemente decir la orden que estás entrenando? El error de llamar a tu perro por su nombre deriva de esto. Puede llegar a relacionar ese nombre con algo negativo, y habremos arruinado todo el trabajo realizado hasta ese momento.

Como hemos señalado antes, la llamada la debe relacionar con algo positivo, algo que le guste. Y, para eso, como conocemos a nuestro perro, elegiremos eso que tanto le agrada. En un perro glotón, una bolita de pienso es suficiente. Si no es tan glotón o es más sibarita, como la bretona de casi doce años que disfruta de una apacible jubilación en casa, acude a trocitos de salchichas.

En perros a los que la comida no les motiva por encima de un paseo, como le sucedía a la pachona navarra que me acompañó hace años, una caricia y unos segundos de contacto físico eran suficientes para que se afianzase esa correspondencia con la respuesta a la llamada y algo positivo. Ese condicionamiento, cuando está asentado con mucho trabajo y cientos de repeticiones en distintas situaciones, resulta imprescindible en el perro de caza.

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La llamada es uno de los comandos más importantes en el adiestramiento de cualquier perro, aún más en uno de caza.

Un ejemplo de lo que no se debe hacer

Siempre recuerdo, hablando de un mal condicionamiento en la llamada, aquel maneto de un amigo que era tan difícil de coger tras finalizar la jornada de caza. “No hay manera de que venga”, me decía el cazador, mientras le llamaba y el perro corría, se alejaba o se escondía bajo el remolque. ¿Por qué podía suceder esto? Una de las posibles razones, aparte de no haber seguido los pasos descritos y que comienzan en establecer un fuerte vínculo entre perro y propietario, fue relacionar la llamada con el término de algo que le gustaba tanto al maneto, como era cazar.

El perro aprendió que el comando “ven aquí” significaba pasar de estar libre en el campo buscando el rastro de los conejos a pasar al interior de un remolque. Y, lo que es mucho peor, como mi amigo utilizaba el nombre del perro para llamarlo, este lo relacionaba con todo ello, así que cada vez que lo escuchaba, escondía el rabo e intentaba alejarse.

La solución habría estado en llamar al perro y ofrecerle algo que le agradase antes de meterlo en el remolque. Durante un tiempo, dependiendo siempre del carácter del ejemplar. Caricias, comida, un juguete… lo que mejor funcionase con él. Así, cuando le llamasen, acudiría contento y rápidamente.

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Tienes que conseguir que se sienta seguro a tu lado, que quiera acudir cerca de ti.

Convierte la llamada en el premio para el perro

Cuando quieras que tu compañero canino acuda junto a ti, empieza por hacerle sentir bien a tu lado. Obedecer a la llamada debe convertirse en un pseudo premio para el perro. Comparte horas de juegos, de alimentación, de paseos. Guarda su juguete favorito y muéstraselo cuando le llames. Juega con él cuando acuda, repitiendo la orden. El condicionamiento hará el resto.

Por ejemplo, con mi nuevo cachorro, un guante hace las veces de juguete. Hasta ahora no hay nada, excepto la comida, que le guste más. Decir “Aquí” y enseñarle el guante fue trabajo de una semana. Ahora escucha la orden y acude muy alegre. No es todo el trabajo que se requiere para afianzarla, pero es un buen comienzo.

No te pierdas la segunda parte de este apasionante tema, en el que comprobarás cómo se realiza un trabajo provechoso en sesiones centradas en la orden de llamada en un perro de caza.

 


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