En vídeo: la fauna cinegética afronta las olas de calor
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En vídeo: la fauna cinegética afronta las olas de calor

Los animales salvajes son los principales damnificados cuando una ola de calor invade los montes. La seguía y las elevadas temperaturas, en muchas zonas de España, se llegan a cobrar vidas.


A diferencia de lo que algunos puedan llegar a pensar, la labor de los cazadores no se limita a abatir animales. Los cazadores velan por el bienestar de la fauna. Ante olas de calor como la que está afectando a España en los últimos días, son los que facilitan agua a los animales ayudándoles a sobrevivir.

El cazador, protector de la fauna

En España, la gran mayoría del territorio está sujeto a períodos de sequía prolongada. Por ello, el aporte de agua es muy frecuente en el medio natural, especialmente el dirigido a especies cinegéticas, dado que más del 80 % del territorio español está declarado como coto de caza.

Cazadores y gestores actúan con bebederos y puntos de agua para aliviar la sequía que acecha a la biodiversidad. La sequía obliga a la instalación de bebederos para fauna silvestre

No sólo ayudan a los animales durante las olas de calor, los cazadores proporcionan agua y comida siempre que es necesario. ¿Cuántos incendios, desgraciadamente, han asolado España en los últimos años? ¿Y quiénes han estado ahí brindando su ayuda?

Cazadores, ganaderos y agricultores, principalmente.

Los sectores que viven día tras día en el campo son quienes realmente se preocupan por él, y por sus animales. Pese a que hoy en día se encuentran en una situación precaria por la pasividad de un gobierno que le da la espalda al mundo rural y un lobby que no hace otra cosa que atacarlo, el campo español y su gente, son un activo de vital importancia en nuestro país.

La fauna cinegética ante las olas de calor

Las sucesivas olas de calor a las que en los últimos años ha hecho frente el campo, ha dejado escenas desoladoras, pero también otras llenas de vida y esperanza.

Los animales son, sin lugar a duda, seres increíbles con un instinto de supervivencia y una fortaleza digna de admirar.

Si bien es cierto, que la intervención humana hoy en día es imprescindible, en ocasiones son las propias especies, por sí solas, las que dan a las personas una lección de resiliencia.

En estos casos, muchas especies ajustan sus períodos reproductivos a aquellos momentos del año con mayor disponibilidad de agua y alimento. Y también modulan sus biorritmos diarios para ser menos activos cuando el calor aprieta. Un claro ejemplo es el conejo de monte, capaz de resistir largos períodos de sequía y reproducirse, como conejo que es, cuando abunda el alimento rico en nutrientes (y en agua). Es un animal que adapta su actividad diaria a los dictados de la temperatura y humedad del entorno.

También lo apreciamos en algunos ungulados de montaña, como la cabra montesa, que descienden de sus cumbres a la búsqueda de abrevaderos para el ganado, e incluso se llegan a adentrar en pueblos.

Los vídeos

Aquí están las imágenes y vídeos más entrañables os traemos a continuación.

Una “dama del bosque”, el tesoro más preciado de cualquier becadero, se baña en medio de un charco para regular su temperatura corporal.

(Publicación de la cuenta de Facebook “Migratoria.it”)

Su “hermana pequeña”, la becacina, también se refresca a la vez que busca comida en un humedal.

(Publicación de la cuenta de Facebook “Duckhuntingg”)

Una perdiz roja, “la reina”, acude a un charco para beber agua junto a otros muchos pájaros. La calidad de las imágenes nos acerca a este animal como si estuviéramos viéndola in situ.

Publicación de la cuenta de Facebook “Río Guadiamar, fotografiando su biodiversidad”.

Una estampa similar se muestra en el siguiente vídeo, pero en esta ocasión se trata de un lagomorfo. Un conejo se acerca a una charca para aliviar su sed. Una escena entrañable.

(Vídeo subido al canal de YouTube “Joaquín Cid Leal”)

Por último, un vídeo que más que entrañable… A mucha gente puede resultarle sorprendente la habilidad con la que cruzan una gran masa de agua esta piara de jabalíes, deja patente su gran capacidad natatoria pese a que, algunos de ellos, cuentan con un cuerpo voluminoso y pesado.

(Vídeo publicado en un grupo de Facebook por “Žurnāls Medības”)

Los bebederos y charcas

En España se sabe que los bebederos dirigidos a especies como la perdiz roja, el conejo, la liebre y la tórtola europea son también utilizados por un gran número de especies, si bien las aves son las más importantes, seguidas de pequeños mamíferos y reptiles (estos últimos en menor proporción).

Las visitas a los bebederos se centran en momentos concretos y con una mayor predilección por aquellos que están cerca de arbustos y árboles. Esto se explica por la necesidad de evitar los momentos del día más calurosos y el comportamiento antipredatorio, dado que estas especies son presa de una gran variedad de depredadores. También sabemos que la perdiz tiende a encontrarse cerca de los puntos de agua en los momentos más duros del verano.

Si tenemos que ver una parte negativa es que, las charcas y bebederos compartidos por distintas especies si están mal gestionados pueden conllevar la transmisión de enfermedades, incluyendo algunas con impacto en la salud pública.

Cómo afrontan los animales salvajes las olas de calor

Cada especie tiene diferentes formas de afrontar las olas de calor, dependiendo de sus adaptaciones fisiológicas y comportamentales.

Los hay que modifican su hábitat para hacer frente al calor extremo. Algunos roedores, construyen madrigueras subterráneas más profundas, donde la temperatura se mantiene más estable y fresca en comparación con el exterior.

Las aves, por su parte, cuentan con el método del jadeo y el de la termorregulación. Dado que estos animales no sudan como los mamíferos, jadean para desprenderse del calor a través de la respiración, y abren sus alas para refrigerar. Algunas de ellas tienen adaptaciones fisiológicas como, por ejemplo, un sistema circulatorio específico o un mayor tamaño de las patas que les permite transferir el calor por medio de las extremidades. Otras, cambian sus hábitos y se adaptan sus comportamientos para evitar el calor extremo. Vuelan y buscan alimento durante las horas más frescas del día, al amanecer y al atardecer, y descansan durante las horas de más calor.

La mayoría de los mamíferos también cuentan con sus propios mecanismos de termorregulación interna que son la sudoración y la vasodilatación. Además, muchos de ellos cuentan con características anatómicas que contribuyen a afrontar las altas temperaturas. Un ejemplo lo representan aquellos que tienen orejas grandes pues estas les permiten disipar el calor corporal mediante la radiación. Otros, al igual que ocurre con las aves modifican sus horarios. No hay mejor ejemplo que las especies cinegéticas: ¿cuándo solemos recechar corzos o esperar al jabalí? En las primeras y últimas horas del día, cuando las temperaturas son más bajas. Es entonces cuando muchos mamíferos aprovechan para salir de los “encames”, guaridas y bosques a las zonas descubiertas en busca de alimento y agua y en época de celo, con la intención de aparearse.

Cualquiera que sea la especie -y salvo rara excepción- cualquier animal recurre a las zonas de sombras en las horas más calurosas y a masas de agua para refrescarse como se ha visto en los vídeos anteriores.

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